Las salas de exposiciones del Edificio Moneo de la Fundación Miró de Palma se vaciarán y se cerrarán temporalmente al público a partir del 2 de noviembre, por obras en la cubierta, por primera vez en la historia de dicho inmueble.
El edificio se someterá a otras de rehabilitación, mantenimiento y seguridad, como ya ocurrió con el Taller Sert en 2017, ha informado Miró Mallorca en un comunicado.
En pocos días, el Espai Estrella, la mayor sala expositiva de la fundación, cerrará al público para poder realizar los trabajos de mejora.
A pesar de que las salas del edificio Moneo cierren unos meses, la Fundació Miró sigue abierta al público, con los dos talleres de creación de Joan Miró, el Taller Sert y Son Boter, así como en el Espai Cúbic y el pasillo del Edificio Moneo.
Mientras duren las obras, el precio de la entrada general baja de 9 a 5,5 euros.
La fundación ha puesto en marcha una campaña de «micromecenazgo» de manera que se ofrecerá a los visitantes la posibilidad de pagar la entrada completa «para colaborar y ayudar a la fundación en la preservación, no solo de la colección, sino también de su patrimonio arquitectónico», ha explicado el director gerente, Francisco Copado.
La zona donde se centrarán los trabajos de rehabilitación será principalmente la cubierta de agua que da la bienvenida al visitante, una especie de «trompe-l'oeil» que simula acercar el mar y el horizonte al observador, para tratar de emular la visión de la que gozaba Miró.
Presenta una serie de deficiencias que ahora, después de años de trámites, estudios preliminares, concursos y esperas, se podrán subsanar.
La intervención será sobre unos 800 metros cuadrados de superficie y la dirección de la obra la llevarán a cabo los técnicos de Infraestructuras del Ayuntamiento de Palma, Toni Sbert, Eva Borràs y Miquel Moll.
La obra se ha licitado por 430.269 euros, de los que 177.000 € llegan de una subvención del Consorcio Bolsa de Alojamientos Turísticos, y el resto lo asume el Ayuntamiento de Palma.
El Edificio Moneo, inaugurado en 1992 y proyectado por el reconocido arquitecto que le da nombre (ganador del Pritzker Arquitecture Prize en 1996), es el resultado de la donación de Pilar Juncosa, viuda de Miró, que en 1986 cedió unos terrenos y 42 obras para que fueran subastadas por Sotheby's a beneficio de la institución.
Cuando el arquitecto Rafael Moneo visitó los terrenos para la nueva sede de la Fundación, quedó consternado por el impacto urbanístico de los alrededores, algo que condicionó su diseño. El edificio, desde la misma entrada, trata de escamotear al visitante la vista de las construcciones que rodean la fundación.
Moneo planteó dos elementos arquitectónicos de hormigón diferenciados, aunque estrechamente enlazados.
Por un lado, planteó una construcción lineal de tres plantas y cubierta plana para albergar los servicios, con un solo hueco en el norte y con un pórtico al sur fornido de «brise-soleils» que tamizan la luz. Por otro lado, un volumen estrellado recuerda a una ciudadela que se defiende mediante sus baluartes del entorno urbanístico hostil que le rodea.
El interior se aleja de esa percepción. Los muros exteriores de hormigón filtran la luz con un doble tamiz de «brise-soleils» revestidos en el interior de placas translúcidas de alabastro.
Cuando el sol baña el edificio, este espacio estrellado se torna una caja de resonancia de luces reflejadas por los estanques que lo circundan. Las ventanas bajas solo dejan al visitante ver los lagos que lo rodean parcialmente y los jardines.