Todas sus propuestas llenan teatros y auditorios, sobre todo de Catalunya, València y las Balears y son elogiadas largamente por crítica y público. Lo que empezó como un proyecto para una asignatura del Institut del Teatre, hace ya diez años, se ha convertido en una de las compañías más interesantes del panorama escénico.
Con su último espectáculo, De què parlem mentre no parlem de tota aquesta merda, han conseguido cinco nominaciones a los Premis Butaca, pero siguen representando otros títulos, como Fairfly (2017), Els Ocells (2018) y la recién recuperada Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I.
Será con esta última que recalarán en el Auditori deManacor este domingo, a las 18.30 horas, en lo que será la última función antes de entrar en el Teatre Biblioteca de Catalunya, donde permanecerán un mes, desde el 28 de octubre hasta el 21 de noviembre.
«Obra fundacional»
«Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I es la obra fundacional de La Calòrica cuando ni siquiera éramos una compañía», recuerda el dramaturgo Joan Yago, uno de los mallorquines integrantes del grupo junto a Esther López, Júlia Truyol, y los catalanes Israel Solà, Xavi Francés, Marc Rius y Aitor Galisteo-Rocher.
«Esta primera producción tuvo una vida pequeñita, pero tuvo bastante éxito así que, para celebrar el décimo aniversario de LaCalòrica, en 2020 quisimos recuperar este montaje. El 80 por ciento está intacta, aunque aproveché la ocasión para reescribir algunas partes del texto. Los actores y actrices son los mismos, pero la escenografía y el vestuario también son nuevos. Ahora lo hemos podido hacer en condiciones más dignas que en ese entonces», cuenta.
Sobre la temática de esta pieza, el autor detalla que «explica los últimos días de Isabel la Católica, no tanto porque haya un interés real en elogiar su vida y figura, sino todo lo contrario; es una buena oportunidad para hablar de un tema universal: el ansia de poder. Una cuestión además muy contemporánea, basta ver estos días los diferentes congresos de los partidos políticos».
Además, apunta, «abordamos una cuestión social que nos afecta: los mitos sobre la Hispanidad. Isabel I fue la madre incuestionable de la idea que tenemos de España, no solamente porque fue la persona que oficializó la unión de los reinos de Castilla, Catalunya y Aragó, sino porque en su reinado se descubrió América y se expulsaron los judíos y gitanos de la Península. La peor idea que tenemos de España viene dada por la figura de Isabel I la Católica, a la que ponemos una lupa», añade Yago.
Por su parte, De què parlem quan parlem de tota aquesta merda, advierte, es una obra «muy diferente» en la que solamente se comparten ingredientes como el reparto y el característico toque de «tragicomedia» de La Calòrica. En este caso, Yago firma un texto que reflexiona sobre la «emergencia climática». «Tenía muchísimas ganas de abordar esta grave problemática, pues es lo más importante que está pasando ahora mismo, aunque ocupe un espacio precario en las conversaciones o en la ficción que consumimos. Con el coronavirus, nadie habla del cambio climático, pues es un enemigo menos épico y más sutil, no salimos cada día al balcón ni los ministros se preocupan de ello ni tampoco ocupa las portadas de los periódicos, pero es el gran problema que tenemos y es nuestra obligación ocuparnos de él», denuncia.
«Con el coronavirus, tenemos claro que el enemigo es otro y es ajeno a nosotros, pero el problema del cambio climático es que somos nosotros quienes lo provocamos y nadie quiere pensar en sí mismo como problema, pero necesitamos reflexionar, enfrentarnos y alzarnos contra nuestra manera de vivir, de transportarnos, de vestirnos y de alimentarnos», insiste.
Madrid
Paralelamente, Fairfly, pieza que, como reconoce Yago, «ha dado muchas alegrías a la compañía», con dos PremiosMax en 2018 –uno para el propio Yago y otro a mejor espectáculo revelación– formará parte del Festival de Otoño de Madrid que se celebra en noviembre. Además, Els ocells, bajo el título Las aves, se representará en marzo en el Centro Dramático Nacional. «Son noticias que nos alegran mucho porque nos brinda la oportunidad de abrirnos a nuevos teatros y a públicos diferentes», concluye.