Al llegar los talibanes al poder en el 96, los cines de Afganistán fueron cerrados y miles de películas quemadas. La industria cinematográfica tuvo que esperar hasta el siglo XXI para reabrir sus puertas, como el cine Bakhtar, el primero en hacerlo.
Desde entonces, la realidad bajo el dominio talibán, la ocupación estadounidense o el drama local han centrado las historias de cineastas hombres y mujeres, como Sahraa Karimi, presidenta de la agencia estatal de cine que ha pedido ayuda al mundo entero, o Shahrbanoo Sadat, ganadora en Cannes y que ve su futuro truncado y busca la manera de salir del país. Con el objetivo de arrojar luz sobre la situación afgana, y sin interés de frivolizar el conflicto, aquí van algunos títulos afganos y extranjeros sobre la guerra y sus consecuencias.
Roya Sadat, la primera directora tras el dominio talibán, dirigió Se noghta y Namai ba rahis gomhor, sobre la injusticia y las restricciones impuestas a las mujeres. En una línea similar se mueve la cinta de animación El pan de la guerra, Osama, de Siddiq Barmak o el drama iraní Kandahar, en el que una mujer afgana vuelve al país por su hermana.
Militar
Sobre la incursión estadounidense hay ejemplos como el sorprendente documetnal Restrepo que sigue la acción militar en una de las zonas más conflictivas o The Outpost, sobre una de las batallas más duras. Aunque la relación americana con los talibanes se evidencia en Rambo III y su mensaje de apoyo a los muyahidines.
Más interesantes son In this world, sobre la huída del conflicto de dos niños, o Tierra y cenizas sobre las consecuencias de la guerra a nivel físico y psicológico. Sin obviar el documental español Morir para contar con relatos de corresponsales o Escape from Afghanistan, reedición de Peshavar Waltz sobre el relato de los soldados rusos. Cincuenta años de conflicto en un país abandonado y maltratado al que no han dejado ser en paz.