La última vez que hablamos con Júlia Colom (Valldemossa, 1997) fue el pasado mes de agosto de 2020, el primer verano que vivimos en pandemia. En aquel entonces se acababa de estrenar el documental Sempre dijous que Joan Porcel le dedicó a ella y que clausuró el AtlàntidaFilm Fest. Asimismo, la cantante ya avanzaba que estaba preparando su primer disco, pues, a pesar de llenar auditorios y llevar su música a Estados Unidos, Portugal o la India, todavía no ha visto editado un disco propio. Con la incertidumbre que ha generado esta crisis sanitaria, Colom continúa con este proyecto personal que, como anuncia a Ultima Hora, verá la luz a partir del próximo mes de septiembre. Mientras, inaugura el espectáculo Cants, un repertorio que ha llevado a Inca hace unos días y que, después de pasar este fin de semana por el Festival de Pedralbes, traerá al Castell de Bellver el 5 de agosto.
Segundo verano en pandemia. ¿Cómo lleva esta situación?
— En septiembre me licencié [en el Conservatori Superior Taller de Músics Barcelona]. Pensaba que todo sería más fácil, pero la realidad ha ido poniendo mis esperanzas en su sitio. Un verano después todo sigue igual. Hay muy pocas opciones de realizar conciertos, nadie se quiere mojar y los ayuntamientos se muestran muy reticentes a programar. Muchas veces simplemente se dedican a ceder espacios, pero ahora más que nunca tienen que ayudar a todos los colectivos que lo estamos pasando mal.
Sin embargo, ha podido celebrar algunos conciertos.
— Sí, pero me he encontrado con condiciones extrañas por culpa de la COVID-19. De hecho, he decidido no hacer conciertos según en qué circunstancias. Los profesionales no tenemos que pagar esta incertidumbre. Es verdad que la situación es muy complicada para muchos, pero desde la Administración deberían ayudar y remar todos en la misma dirección. Tampoco pude hacer muchas cosas que quería hacer, por ejemplo, grabar mi disco en Barcelona, ya que los estudios estaban cerrados porque no eran una actividad esencial. Lo único bueno de todo esto es que me ha obligado a aprender a ser paciente.
Actuó en Inca este jueves y el próximo 5 de agosto lo hará en Bellver.
— Hay algunos conciertos programados, aunque es verdad que muchos se han cancelado, a la vez que salen otros esporádicamente. La actuación de Bellver me hace especial ilusión porque es un lugar emblemático donde he visto a artistas y formaciones que admiro mucho. Actuar allí era como un gran hito para mí, algo que veía muy lejano. Siempre me implicado mucho en las actuaciones, pero ahora todavía las mimo más. Antes era algo natural, ahora soy consciente que en estos tiempos es algo excepcional. En cualquier momento todo esto puede desaparecer.
Estos conciertos llevan por nombre Cants. ¿Cómo es el repertorio?
— Me parecía una buena manera llamarlo así porque es lo que es. No canto solamente canciones, sino tonades, romances, boleros... Además, cada vez estoy más embafada del márketing que hay en el mundo de la música para explicar las cosas. No hay que rebuscar una explicación súper trascendental, cuando lo que precisamente pretendo es acercarme a la sencillez de la música y abrazarla.
Estará acompañada en el escenario por Martín Leiton a la guitarra.
— Sí, me gusta estar con más músicos encima del escenario, que haya un diálogo. Para mí eso es esencial ahora mismo. Aprendo mucho de ellos y me interesa construir proyectos con ellos. Martín tocará la guitarra, aunque sobre todo es contrabajista y bajista. Ha trabajado con Jorge Drexler y con big bands muy buenas. Todo surgió de manera muy orgánica.
Parece mentira que todavía no tenga un disco propio, pero, ¿es realmente tan importante tener un trabajo discográfico editado?
— Ir por el mundo sin eso me da la sensación que es como algo romántico. Me conoce quien ha asistido a algún concierto para escucharme. Al final, el directo es la única verdad irrefutable. Hoy en día, con todo digitalizado, es más fácil buscar en internet lo que quieras escuchar. Es como que existe una realidad paralela que funciona relativamente. Para mí lo más importante es la transmisión oral, la escucha en directo. Eso funciona siempre y nunca desaparecerá.
¿Y cuándo verá la luz su ansiado primer disco?
— Lo único que puedo avanzar es que en septiembre lanzaré el primer tema y el primer videoclip, que grabaremos en Valldemossa con Claire O'Keefe y Balthazar Klarwein. La verdad es que en Mallorca hay una muy alta densidad de talento y creatividad teniendo en cuenta sus dimensiones.
Entonces, en septiembre empezará una nueva etapa para usted.
— Exactamente. Así lo veo y así lo quiero pensar. Siempre me ha hecho mucho respeto exponer mi trabajo y publicarlo, lo magnificaba, pero con el tiempo me he dado cuenta de que tenía que relajarme y entender que con lo que soy es suficiente.