Descubrí a Conxa Buika con Santa Lucia, una versión que en el caudaloso registro de la mallorquina empequeñecía el original de Miguel Rios. La interpretó con rostro compungido, como si entonase una amarga letanía que transportó al público a un éxtasis silencioso, de admiración. La artista más internacional que ha dado Es Molinar canta con elegancia, pasión y un carisma torrencial, al que recurre para amenizar los entreactos de sus shows con comentarios jocosos y enternecedores recuerdos de su infancia en la Isla. Irónica e inequívocamente genuina, nadie sale indemne ante el talento de esta artista seductora, tal vez algo desmedida, pero siempre colosal. Buika amenizará el ciclo La lluna en vers –organizado por la Fundació Mallorca Literària– el 10 de julio, en el Santuari de Consolació de Sant Joan.
¿Cómo surge la posibilidad de grabar con Santana Africa Speaks?
—Su oficina se puso en contacto con la mía, les dijeron que él estaba interesado en cantar conmigo. Estaba en el estudio cuando me lo dijeron y me emocioné muchísimo.
¿Cómo es el guitarrista mexicano en las distancias cortas?
—Es un tipo genial, muy brillante, tierno y cercano. Me dijo lo que sentía cuando me escuchaba y me hizo sentir fabuloso.
La inercia del tiempo acomoda a muchos artistas veteranos, sin embargo sus discos siguen desprendiendo ese aire de inconformismo propio del debutante…
—Es algo que me sale de dentro, ojalá pudiera seguir siempre un estilo concreto pero mi forma de trabajar me obliga a ser así. Para que veas lo exigente que soy, si he hecho, por decir un número, ocho mil conciertos, solo estoy satisfecha de cuatro.
¿Tiene algún proyecto en mente?
—Siempre hay algo. Mi mente es perversa y no para quieta para ir contra la insipidez y el apalancamiento.
Ha demostrado que su voz puede congeniar con el flamenco, el pop, el jazz, el soul...cómo puede mezclar géneros sin perder identidad?
—No sé si tengo identidad, no sé si me la merezco. Soy un bicho que se adapta a todo.
¿Qué porcentaje de la creatividad parte del sufrimiento?
—Me gusta esa pregunta, pero no sabría qué decirte. El hambre es el instinto que más me inspira, es la necesidad que me impulsa.
Carismática, vital y positiva son tres adjetivos que cuadran con usted, sin embargo ¿los malos momentos le han dejado secuelas?
—Siempre te dejan un sabor amargo. Pero si le quitas ese poso amargo a la vida el dulce no sabe a nada. Creo que hay que aprender a vivir el sufrimiento, que deje de ser un peso y se convierta en un reto.
¿Es fácil controlar el ego teniendo éxito?
—La base de todo radica en estar tranquilo. Si estas tranquilo puedes disfrutar de tu ego, el ego no tiene porque ser malo si está bien gestionado.
¿Cómo se evita, en un panorama afortunado como el suyo, el riesgo al aburguesamiento?
—Contratando a un manager cabrón, de esa forma el hambre nunca se te irá (risas).
¿Aún busca la canción perfecta?
—Sí, por supuesto, constantemente. Lo primero que hago cada día es pensar en esa canción que le compondré a mi hijo, a mi madre, a mí misma, a la gente, al mundo…
¿Qué tipo de críticas son las que encaja peor?
—Todas me parecen geniales porque no leo ninguna entrevista. No he venido a este mundo a sufrir, aunque la vida duela...
¿Aún sigue suspirando por un vis a vis con Denzel Washington?
—(Risas). Ahora no puedo contestarte, mi marido está aquí (más risas).
¿Conxa Buika es tan extrovertida como sus canciones?
—Sí, tengo un punto africano tribal potente que hace que cualquier persona que se me acerque en son de paz sea un amigo.
¿Siente debilidad por las canciones de temática triste?
—Hay que cantarlo todo. Si tu eres un soldado hay que saber batallar en todos los frentes.
¿Qué error no volvería a cometer?
—Pues se podrían escribir páginas enteras con mis errores. Cometo a diario, menos cuando me quedo en casa quietecita. Soy una persona que a base de golpes ha aprendido a convivir con el error y he aprendido a que no me afecte.
¿Se definiría como adicta al público?
—No, soy adicta a la vida, al calor, al amor y a la música, pero al público no porque siempre estará a tu lado, sino es la audiencia el público será tu familia.
¿Cómo quiere que escriba su nombre, con x o con ch?
—Escríbelo como te salga de las narices (carcajada), ponga lo que ponga seguiré siendo yo.