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Micah P. Hinson, de gira balear con sus ‘píldoras' de country violento

El cantante y compositor Micah P. Hinson.

| Palma |

Convertido en una de las más carismáticas voces del sonido ‘americana', el apodado ‘Leonard Cohen del indie folk' Micah P. Hinson regresa para protagonizar una mini gira que le subirá a nueve escenarios, repartidos estratégicamente entre Mallorca y Menorca. Su primera cita será este viernes en el Castell de Bellver (20.00), le seguirán la Església del Port de Pollença (sábado, 20.00); Sa Farinera de Llubí (domingo, 20.00); Claustre de Sant Bonaventura de Llucmajor (lunes 14, 20.00); Projecte Home de Palma (martes 15, 20.00); Plaça Església de Sant Llorenç (miércoles 16, 20.00); Claustre del Convent de Muro (jueves 17, 20.00); Es Claustre de Maó (viernes 18, 20.00); y finalmente el Oratori de Sant Felip de Porreres (20.00).

Micah defenderá sus píldoras de violent country al estilo one man show, un formato de voz y guitarra en el que el cantautor de Memphis se desenvuelve con una soltura especial. Tanto que es capaz de llevar a esas lides cualquier composición de su repertorio, sea de su etapa más oscura o de esa otra que deshilvana country y folk. Su cata musical perfilará una selección con lo mejor de sus discos.

Como Buckley, como Dylan, como Waits, Micah P. Hinson está doctorado en la transmisión de las más ondas penurias del ser humano. Se dice que es un songwriter atormentado, de ahí que sus canciones abunden en un sentido que entrelaza lo espiritual y lo filosófico, inspirándose en la opípara poesía de Walt Whitman y sus hijos beats. Hechizados por su magia transgresora, sus textos explotan todos los rincones de la palabra. Y luego está su voz pantanosa, carente de adorno poético pero de una sinceridad desarmante. De ella florece su oscura concepción lírica, un vehículo capaz de expresar sentimientos íntimos en estado primario que obliga a solidarizarse con el personaje.

Con estas armas, Micah P. Hinson tiene la gran capacidad de recordarnos lo frágil que es la armadura con la que salimos a la calle. Tal vez sea que no hemos visto el precipicio tan cerca como lo ha hecho él.

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