Actriz, música, compositora, influencer. Clara Ingold (Palma, 1986) lo tiene todo para triunfar y así lo ha hecho con su primer espectáculo en solitario, Peajes. En mi p*** vida vuelvo a hacer un show sola. El espectáculo, en el que la intérprete funde sus dos grandes pasiones, el teatro y la música, se estrenó en noviembre de 2020 en el Teatre Sans de Palma con un éxito que le cogió por sorpresa, agotando entradas. A partir de ahí no ha dejado de lograr sold outs tanto en este escenario de la calle Can Sanç como en el Teatre del Mar. En esta sala del Molinar de Ciutat podrá verse de nuevo los días 24 y 25 de abril –con el aforo ya al completo–, y las jornadas del 1 y 2 de mayo.
¿Qué es Peajes?
— Peajes es el resultado de llevar años queriendo mezclar música y teatro, que son mis dos grandes pasiones. Es lo que más me gusta hacer artísticamente.
¿Cómo se gestó este espectáculo?
— Hacía mucho tiempo que quería hacer algo como Peajes, y aunque no tiene nada que ver con la pandemia, esta situación me ha dado el tiempo y el espacio necesarios. Son ideas y conclusiones a las que he llegado en estos últimos años a partir de historias muy personales. Es una obra muy autobiográfica. Mucho de lo que cuento es verdad y parte de las ganas de darle más peso a mi mundo musical. Siempre quise escribir canciones propias y ahora he encontrado la manera de contar mis historias a través de la música.
Esa verdad de la que habla, ¿es lo que ha logrado que Peajes conecte con el público?
— Puede ser. Es mi sello personal, son historias que me pasan o que ocurren a mi alrededor, a todos en realidad. Son temas comunes, como el amor y sobre todo el desamor. Siempre me habían dirigido y dicho qué hacer, ahora estoy sola ante el público.
¿Eso ha sido lo más complicado?
— No ha sido tan complicado como pensaba, pero me he dado cuenta de que trabajar sola es un rollo. Me lo quería demostrar, pero el propio subtítulo de la obra lo dice. No haré más shows sola... ¿con quién te vas de cañas después? Lo haría con el público, pero ahora no se puede.
¿Esperaba una respuesta tan positiva?
— No. Entendí que mucha gente tenía ganas de ver cosas mías, personas que me siguen por mis vídeos en redes. Hay gente que desconocía mi parte musical y podrían esperar algo más absurdo, pero han encontrado una pieza muy personal, con una brecha muy cómica, pero no es una comedia. Empiezo el espectáculo obligando a la gente a escuchar un concierto dando por hecho que vienen a ver otra cosa.
Son sus primeros temas propios.
— Te da mucho respeto, pero al final he acabado haciendo un disco y montando un grupo. Me salió un bolo para el Festival Géiser pero pedían que fuera con banda. Así surgió Clara Ingold & The Silver Pickles, con tres músicos: José Miquel Puigserver ‘Puter', Juanmi Bosch y Mané Capilla. Hemos grabado el disco y lo editaremos en un fanzine con las letras, porque hay temas en inglés, castellano y catalán.
¿Ha pensado llevarlo fuera de Mallorca?
— Me lo piden. Estoy mirando salas en Barcelona. Mi plan es hacerlo antes de que muera.
Además de Peajes, ¿trabaja en algún otro proyecto?
— Tengo muy pendiente trabajar con Josep Orfila [actor]. En la Escola d'Art Dramàtic de les Illes [ESADIB] funcionábamos muy bien, pero al salir la vida nos llevó por caminos distintos. Nos hemos reencontrado con ganas de ‘currar'. Hay química y compartimos la misma manera de afrontar la vida.
Habla de la ESADIB, donde, al igual que en el Institut del Teatre de Barcelona, se han denunciado acoso y abuso de poder. Como exestudiante, ¿qué opina?
— Como en el resto de entornos, hay una serie de patrones machistas y de abuso de poder que se han normalizado y no se habían puesto en duda. A mucha gente le gusta abusar de su poder para hacer lo que les dé la gana. Ahora se da voz a este tema. El caso del Institut del Teatre ha causado un efecto dominó.