El periodista y escritor Manuel Jabois presentará este sábado en La Misericòrdia de Palma, a las 12.30 horas, su última novela, Miss Marte (Alfaguara), en un encuentro organizado por La Biblioteca de Babel. El autor gallego está desde ayer en ses Salines, un lugar al que se siente unido gracias a un amigo de la infancia que no dudó en visitar nada más salir del desconfinamiento. Sobre Miss Marte, es un thriller que bucea en la desaparición de una niña en la Costa da Morte y que 25 años después será investigado por una periodista.
¿Por qué nada más decretarse el desconfinamiento vino hasta Mallorca?
—Un amigo del colegio vive en ses Salines y fue un forma de aliviar la soledad y los males de estos tiempos. Estuvimos trabajando desde casa, él dando clases y yo escribiendo. Vuelvo porque es mi amigo. Y por el mar.
En los tiempos más duros de la pandemia ha trabajado pegado a la verdad, algo que le obliga el periodismo, pero también se decanta por la ficción con sus novelas. ¿Es posible conjugar esas dos vertientes?
—El periodismo y la novela tienen que ver con la verdad. Es cierto que en el periodismo los materiales son reales. Los hilos que cortamos afectan a los demás y a la visión que tendrán del mundo, por lo que la responsabilidad es mayor. Pero cuando escribes una novela, y esta es la segunda si no cuento una que escribí cuando era joven, notas que también hay una verdad, donde las emociones son universales y en las que la gente se reconoce. El pacto entre autor y lector y si hay verdad, ese pacto es creíble. Hasta la novela más disparata pasa si lo que te cuenta el escrito se siente de verdad.
Su primera novela, Malaherba, se publicó con gran éxito hace dos años y ahora tiene muy buenas críticas Miss Marte. ¿Le ha cogido el truco a la novela?
—No creo que se trate de pillar el truco. Espero que no exista, eso pasa por aburrimiento cuando te convierten en alguien que hace el trabajo de manera mecánica. Me gusta la imprevisibilidad de la novela. Cuando empecé Miss Marte no tenía ni idea de cómo iba a salir. Cada historia que uno cuenta tiene un secreto detrás y esta novela me sale de dentro. Espero que la tercera sea diferente porque así el entusiasmo por escribir será mayor.
Ahora mismo, en los tiempos que vivimos, ¿se decanta por el periodismo o la literatura?
—Si me das a elegir entre informar de la pandemia o escribir Cien años de soledad o La historia interminable, me quedo con el periodismo. Me quedo con lo que está delante antes que escribir una obra maestra. Me puede, la adrenalina me bombea porque estamos ante un acontecimiento mundial. Mi prioridad es escribir sobre lo que afecta a la gente.
En Miss Marte escribe sobre dos mujeres. La primera, una joven madre que aterriza en la Costa da Morte y en su boda pierde a su hija. La segunda, la periodista que llega al lugar para investigar los hechos dos décadas después.
—El título me parecía que me sonaba bien y surge cuando la chica llega y le preguntan su nombre. Ella contesta «soy Miss Marte». Cuando una persona llega de turista a un pueblo es catalogada de inmediato como marciana. Cuando ella aparece en su boda con un vestido blanco, más que una novia parece salida de una secta. Es una imagen extraterrestre, marciana.
El personaje de Berta, ¿está inspirada en alguna periodista que conoce?
—Está formada por varias, dos amigas de El País y una de El Diario de Pontevedra. Les he robado muchas cosas y he creado a Berta con retales de ellas tres. Todos los personajes están hechos de muchos ingredientes.
En el primer capítulo, en plena boda desaparece la hija de la novia. Es la peor pesadilla para una madre.
—Quise que la primera escena, la de la boda, empezara con la mayor de las alegrías pero en la que luego se desata el peor de los infiernos. Es un verano que no acaba nunca que sigue congelado 25 años después cuando aparece Berta Soneira para investigar a esa niña que jamás apareció.
Con ese arranque, ¿no le gustaría que su libro fuera una serie?
—He tenido toques interesados por si tenía alguna idea de hacer una serie pero al escribir, me salen novelas. Mi ambición es limitada y Miss Marte se concibió como un libro. Sí que he recibido interés por llevarla a la pantalla, pero de momento nada serio. Solo lleva cinco semanas en la calle y me gusta que se le dé vida al libro. Veremos su hay predisposición de llevarla a la pantalla.
Hace usted una promoción de la Costa da Morte como un lugar donde se desata un realismo mágico inusual.
—La historia arranca por el lugar, uno de mis favoritos. Entendí que la Costa da Morte es muy literaria. Creo que es el lugar del fin del mundo en el que hay que estar.
¿Habrá tercera novela?
—Hay la intención, pero con intención la verdad es que no se va a ninguna parte.