En una casa del Casc Antic de Palma se está ‘cocinando' algo. Allí ha fijado su residencia para los próximos meses el artista Domingo Zapata. Aunque reside a caballo entre Nueva York y Miami, el pintor y escultor dio el salto desde el otro lado del mundo a raíz de la pandemia del coronavirus. Lo que está preparando Zapata es «un regalo para la ciudad de Palma y para todos los mallorquines», avanza, una «sorpresa» que desvelará a principios del mes de diciembre. De hecho, aquí en Palma «estoy pintando mejor que nunca, estoy en casa», confiesa. En esta entrevista, el afamado creador habla de cómo está viviendo este difícil momento y cómo es lo traslada a su obra.
Hace algunas semanas aterrizó en Palma. ¿Qué le trae a la Isla?
—Así es, llevo algo menos de un mes aquí. Como las cosas estaban tan complicadas en todo el mundo pensé que, para estar en Estados Unidos, mejor iba a estar aquí. Tengo aquí mi propio estudio y mi idea es, en principio, estar en la Isla hasta mediados de enero.
¿En qué proyecto está trabajando en estos momentos?
—Ahora mismo estoy trabajando en un proyecto que hace tiempo que tengo en mente. Le voy a hacer un regalo a la ciudad, pero no puedo contar mucho más, será una sorpresa. Es una sorpresa de grandes dimensiones que espero que todo el mundo pueda disfrutar. Hace mucho tiempo que lo quiero hacer y finalmente lo estoy terminando. Han sido dos años de trabajo. Creo que para el primer fin de semana de diciembre Palma amanecerá un poquito más bonita, y mira que eso es difícil.
2020 está siendo un año muy complicado. ¿Cree que se puede extraer algo positivo de todo lo que está pasando?
—Es un año de reflexión para todos. El universo nos ha forzado a concentrarnos en nosotros mismos, en nuestra familia y nuestra gente. A partir de ahí, claro que tenemos que sacar algo positivo, no todo puede ser negativo. Sacarle luz a todo es el trabajo del artista. Para mí esta siendo complicado, he perdido a mi padre y mucha otra gente ha perdido a seres queridos. La situación económica es desastrosa y todavía se pueden complicar más las cosas, pero hay que tener esperanza y apoyarse en los que tenemos más cerca. A partir de ahí, solo queda esperar a que todo mejore. Hay vacunas en proceso y creo que pronto veremos un avance. Quizá para el año que viene tengamos una cierta normalidad para poder recuperar nuestras vidas, nuestra economía. Nadie pudo imaginar que algo así pasaría. Yo estaba en Colombia cuando empezó la pandemia y me fui corriendo a Estados Unidos. Ahora estoy con cosas nuevas, como terminar el regalo para Palma.
¿Es el arte una manera de depurar todas sus emociones?
—Sí, la pintura es un refugio para el artista y una terapia muy buena. Recomiendo a todo el que quiera que se ponga a dibujar, la mente se traslada a otro lugar, creas tu propio mundo. Para mí ha sido una gran terapia y, ahora, creo que en Palma estoy pintando mejor que nunca. Me siento muy cómodo y muy contento con el resultado. Estoy creando piezas de gran formato, algo nuevo para mí y que nunca había tenido tiempo de hacer.
¿Cómo afecta la pandemia al artista?
—Nos ha paralizado a todos desde el punto de vista de compartir nuestro arte. Desde un prisma creativo no ha cambiado mucho, más bien al contrario, los cantantes están grabando nuevos discos, los deportistas se entrenan más y los pintores pintamos más. Todos intentamos protegernos con nuestro arte e intentar dar lo que podamos de cara a un futuro mejor, que espero que sea muy inmediato.
Usted reside en Nueva York. ¿Cómo está la Gran Manzana?
—Nueva York esta en un lugar muy malo ahora mismo. Es una ciudad, como pueden ser Los Ángeles, Chicago, Londres, París o Barcelona, donde todo se concentra y donde todo está paralizado. Mucha gente ha perdido su trabajo, sin dinero y sin opciones, con familias. Me da muchísima tristeza ver la situación de Nueva York, como la de todas las ciudades, pero conociéndola tanto... Todas las frustraciones están ahí concentradas. Es un sentimiento muy triste y de mucha negatividad ahora mismo. Esas grandes ciudades se están llevando la peor bofetada.
Usted siempre ha llevado el ‘do it yourself' por bandera, algo que se adapta muy bien a los tiempos que corren...
—He trabajado con muchas galerías, pero siempre he dicho que éstas iban a cambiar muchísimo. Todos los sectores están cambiando, el cine, la música... ¿y las galerías no? Ahora, a través de las redes sociales el comprador tiene acceso directo al artista, le puede conocer, saber todo sobre él e incluso visitarlo, ya sea online o en el estudio. El galerista se convierte en un curador, en un asesor, pero ahora estamos como estamos, con exposiciones virtuales. Siempre he dicho, y se me criticó mucho, que tarde o temprano las galerías iban a cambiar, no es un justo que un galerista se lleve el 50 por ciento de tus beneficios por asesorarte. Respeto a las galerías y no les quiero echar tierra encima, su trabajo es muy importante, pero está cambiando. El mundo del arte tiene que evolucionar.
¿Qué opina de la cultura virtual?
—Me parece fantástica, puedes mostrar tu obra y todos la pueden disfrutar. Ya que no hay muchas exposiciones en museos, es una forma de poder visitarlo y, quizá, luego un comprador tiene más interés. Me parece muy interesante a todos los niveles. Es una manera con la que hay artistas que están empezando y que venden una obra por 300 euros, y justo al lado está el que está vendiendo por 30 millones.
¿Se sienta profeta en su tierra?
—Yo nunca he dejado de sentirme arropado en mi tierra. Uno trabaja, va haciendo, no piensa dónde le van a reconocer. Por ejemplo, no me podía creer que en Tokio me reconocieran.
¿Qué opina del resultado de las elecciones en Estados Unidos?
—El país está dividido. Nunca he sido un promotor de Trump, nunca, pero veo las noticias y dicen que no se quiere ir. Creo que tiene derecho a pedir que se revisen unos votos que parecen que no están claros. Eso no quiere decir que no me alegre de la victoria de Biden. Igualmente, para mí lo más importante es que gane la democracia.