La reconocida actriz Ángela Molina es la invitada de honor del Evolution! Film Festival y este sábado tienen una jornada maratoniana atendiendo a los medios por la mañana y presentando su nueva película, Lala Aïcha, por la noche en el CineCiutat junto al director Mohamed El Badaoui y la productora Ana Rodríguez. Molina acudió al Hotel El Llorenç del Parc de la Mar con el premio Evolution Honorary bajo el brazo, recibido en la gala inaugural del viernes y que describió como «una memoria de alegría».
En la espléndida terraza del establecimiento, Molina charló con la prensa en compañía de la directora del certamen, Sandra Lipski.
La extensísima carrera de Molina que reconoce el premio recibido por el festival incluye papeles para directores de renombre, como Ridley Scott, Luis Buñuel, Pedro Almodóvar, Guiseppe Tornatore o Agustí Villaronga, con quien rodó El mar. Una lista casi interminable de roles cuya selección definió como «un camino igual que la vida» y confesó que «casi todos los papeles que me ofrecen ahora son de aquellos a los que no puedo decir que no». Algo que se ha ganado con tanto trabajo.
La actriz actualmente emite su exitosa serie La valla, de la que mencionó que «se rodó antes del cataclismo y era una ficción, pero ya tenía algo de premonición extraña». A su vez, Molina recordó el rodaje que la trajo a la Isla en los años 80 de la mano de Jaime Chávarri para adaptar la novela homónima de Llorenç Villalonga. De ella quiso destacar que «que es una de las películas más finas que se pueden ver para mostrar cómo es la cultura de esta Isla». Es más, de la propia Mallorca resaltó su «excelsa finura y generosidad».
Sobre su papel en la cinta Lalla Aïcha, que presentó este viernes por la noche en el CineCiutat de Palma, la ganadora del premio David de Donatello narró cómo decidió aceptar el papel tras sus dudas sobre si podría ser creíble como madre de una familia bereber: «Estaba en Ibiza paseando por la playa cuando coincidí con una mujer que me dijo que me veía cada mañana allí. Hablamos y resultó que ella era bereber, así que le pregunté si yo podría pasar como una madre bereber y surgió algo entre nosotras. Al final decidí aceptarlo».
En cuanto al duro rodaje en Marruecos, Molina también relató que el pueblo donde grabaron es «tranquilo y todo lo que pasaba era mágico». El Badaoui, cineasta detrás del filme, contó el viernes que se trata una película «casi muda sin apenas diálogo», lo que Molina relacionó con el día a día al señalar que «somos parte de la naturaleza de la vida y en lo cotidiano no se necesitan las palabras». A su vez, desveló que su personaje, Lalla Aïcha, «posee el lenguaje de la soledad y la experiencia».