La Virgen Yacente de la Església de Sant Nicolau de Palma ya ha vuelto a casa, justo a tiempo para la fiesta de la Asunción de María, tras haber pasado unos meses en una suerte de operación de estética que ha consistido en su restauración completa a cargo de la empresa Xicaranda en la cual, además de recuperar su color vivo y cálido, se han podido conocer más datos de ella a través de análisis científicos y pruebas radiológicas.
Así lo explicaron este jueves en el propio templo dos de los responsables de la restauración, Isabel de Rojas y Alfredo Claret, acompañados del párroco Bernard Oliver. Entre otras cosas, los restauradores hicieron hincapié en el «trabajo de equipo» llevado a cabo y detallaron algunos de los entresijos de la laboriosa recuperación. Por ejemplo, «la serie de pruebas radiológicas en la Clínica Rotger» que han permitido saber que «es una escultura de tipo ligero porque está mayoritariamente hueca, siendo madera maciza esculpida únicamente las manos, los pies y la cabeza y el resto tablas de madera cubiertas de tela de lino encolada».
A su vez, como explicó De Rojas, «la figura tenía un aspecto blanco y sucio», lo que «no se correspondía con la belleza, calidad y estilo de la imagen original que descubrieron los análisis realizados». Para acceder a tales capas se han necesitado «lupas de gran aumento y significó más tiempo, pero mereció la pena».
En total, sin tener en cuenta posibles parones por la crisis sanitaria, la figura ha estado en taller un tiempo aproximado de unos cinco meses, en los que además se ha podido comprobar que la madera utilizada data de finales del siglo XVIII y no es autóctona de Mallorca, sino que se trata de lárice europeo, un tipo de pino. Ante esta circunstancia los expertos señalan que «puede ser madera importada o que la imagen sea de fuera, pero no lo sabemos». También destacaron la fina lámina de oro que recubre la virgen, «que es de un 94% de pureza», y el original color azul de Bremen, «muy raro y más caro».
Dificultades
La parte más complicada fue, según indicaron, la urna, «que es de tipo fúnebre más que un lecho» y que «al ser un mueble muy pesado es difícil de manipular y por su forma facilita su estropeo». No obstante, la restauración no sufrió mayores percances y ahora comienza la siguiente fase del trabajo, «su conservación», una etapa que los expertos quisieron marcar como muy importante y advirtieron de que «venerar la imagen tocándola es muy perjudicial para ella».
Mañana, día de la Asunción de la Virgen, la escultura será expuesta en la iglesia de Sant Nicolau para que los feligreses, a los que el párroco agradeció su aportación para poder financiar los 17.000 euros del coste total del trabajo, puedan contemplarla al tiempo que será bendecida. Tras esta jornada, la imagen se mantendrá en exposición durante ocho días. Tras ellos, la Virgen Yacente podrá descansar tras unos meses sin duda ajetreados para ella, pero definitivamente valiosos a juzgar por la colorida y cálida tez que ahora ha recuperado.