Este año 2020 está siendo una montaña rusa de emociones. Frente a todas las noticias que vemos a diario, se contrapone una explosión creativa que se traduce por un gran número de títulos que se editan y publican quitándole el protagonismo a la crisis sanitaria. A ese carro se suma Miquel Àngel Vidal, binissalemer primero y escritor después, que publica con el sello Bromera El mètode de composició, su vigésimo libro que además recibió el premio de narrativa de Xàtiva 2019 y que recopila diez relatos ambientados en varios lugares y tiempos y que homenajean, como el título mismo ya indica, a los grandes del género literario, desde Edgar Allan Poe hasta Dante pasando por Borges o Miquel Àngel Riera.
El mètode de composició aúna diez relatos heterogéneos, ¿cuál es su hilo conductor?
—El libro es una mezcla heterogénea de temas y espacios en una diversidad temporal. Aparecen lugares como Nueva York, Mallorca o las tierras australes del fin del mundo como la ciudad de Ushuaia. Pero a pesar de ello quería hacer un conjunto unitario y eso se ve estilísticamente con relatos muy trabajados y formalmente muy elaborados.
¿A qué se refiere con que están muy trabajados a nivel formal?
—A que temáticamente hay una gran diversidad, desde un escritor de relatos pornográficos a un presidiario de la penitenciaría del fin del mundo, pero todos son complejos, buscando siempre el adjetivo o la forma adecuada. Además, intento hacer una simetría entre las dos mitades del libro y que cada cuento tenga su reflejo en otro de los relatos.
¿Cómo describe las dos partes del libro?
—Diría que la primera parte es una reflexión sobre la literatura y la propia labor creativa, y la segunda son personajes fracasados, los denominados ‘losers', que son muy atractivos desde un punto de vista literario.
Además hay varias referencias a los grandes autores, ¿es un homenaje a ellos?
—La literatura se retroalimenta. Es imprescindible para un autor que se precie leer a los grandes clásicos. Siempre aprendo con ellos, incluso en las relecturas por algún matiz o algo en lo que no habías prestado atención. Me gusta utilizar estos guiños al lector entendido porque puede funcionar temáticamente. Aunque tengo que decir que no solo hay homenajes a los grandes nombres, también hay un cuento para Miquel Àngel Riera, por ejemplo, al que no tenemos suficientemente en cuenta en su trascendencia.
¿Cree que hay una diferencia entre la gran literatura y la literatura de tipo comercial?
—La literatura no comercial busca estilísticamente diferenciarse del resto. Poner el adjetivo preciso o el adverbio adecuado. Le importa no sólo decir las cosas sino el cómo decirlas porque cualquiera puede tener la idea de un loco que quiere ser caballero andante, pero lo importante, su gran virtud, es la forma y el estilo, y luego ya buscar la originalidad frente al tópico.
¿En qué se diferencia el relato de otros géneros como la novela?
—El relato debe ser intenso y en él la síntesis es esencial. Debe tener personajes bien trazados y que en su superficialidad logren ser profundos. Como decía Cortázar, los cuentos deben ganar por K.O., mientras que las novelas lo hacen por puntos.
¿Considera importante que un escritor sea relator de la realidad social que le rodea?
—Es imprescindible que el escritor se comprometa con la realidad en la que está, por lo menos para describirla como es. No puedes evitar trasponer tu visión del mundo. Por ejemplo, cuando hablas de mitología no hablas de Zeus o Artemisa, sino de personajes que conoces. En literatura, si uno es honesto, tiene que hablar de la realidad que le envuelve sin ser moralizador. Ejemplo de ello tienes a García Márquez y a Vargas Llosa, en las antípodas ideológicas el uno del otro, pero escriben maravillosamente. De hecho, los personajes de Vargas Llosa me parecen mucho más izquierdistas de lo que es él mismo, y esa es la grandeza de la literatura, saber reflejar otras formas de pensar y dejar que el lector se planteé cuestiones importantes para la sociedad.
A qué se debe la gran variedad de localizaciones en los que ambienta los relatos?
—Yo quiero escribir historias sobre personas por lo que primero me viene el personaje. Me gusta la idea de reflejar el pozo del alma humana. Pero el ámbito surge con el propio personaje a veces. A lo mejor quieres escribir sobre un preso y no puede coincidir en Mallorca y eso te lleva a situaciones concretas. Lo que sí soy muy viajero y he estado en Nueva York o en Ushuaia. Intento describir sitios que he visitado y creo que no hay ninguna ciudad que aparezca en mis escritos en la que no haya estado.