Cuando pensamos en fotografía post mortem, es decir, en las imágenes tomadas a los difuntos, se tiende a pensar en imágenes tenebrosas de cuerpos sin vida. En definitiva, en películas de terror. Sin embargo, Sílvia Ventayol (Palma, 1977) asegura que «detrás de todo esto hay mucha belleza, pero la culpa es nuestra por no educarnos en la mirada y delimitarnos al presente. Pecamos porque no tenemos memoria, lo que perjudica a la economía. Solamente importa el consumo y la no reflexión». Así lo advierte esta directora y guionista, que está terminando el documental Mrs. Death, una cinta que reflexiona sobre la muerte y, concretamente, sobre esta práctica tan extendida en el siglo XIX. El filme, de La Perifèrica Produccions, está en posproducción y, según avanza Ventayol, tienen previsto que vaya primero a festivales y luego, a televisión, durante el próximo año y lo que queda de éste.
La idea de Mrs. Death, cuyo título hace referencia al poemario de Salvador Espriu, se empezó a gestar hace muchos años, cuando la cineasta descubrió, en la possessió de Bellavista, en Esporles, un cuadro antiguo de un bebé muerto y luego, otro de una mujer que, según le contaron, fue desenterrada a petición del marido. «Eso encendió una lucecita dentro de mí», recuerda. «Es una práctica que se llevaba a cabo sobre todo entre familias de bien, que al perder a un ser querido llamaban de urgencia a un retratista, quien elaboraba un dibujo que después daba pie a un óleo. Era una tradición que, para nada, estaba mal vista. Más tarde, cuando llegó la fotografía, se democratiza», añade.
Por otra parte, subraya el estreno en 2001 de Los otros, de Alejandro Amenábar, donde el cineasta «mostró mundialmente esta práctica aunque seguro que muchos espectadores no lo relacionaron con la realidad». Precisamente, una de las entrevistas que realizó Ventayol para el documental fue al doctor Burns, un médico de Nueva York que es uno de los coleccionistas más importantes de la fotografía post mortem de los Estados Unidos. Su libro Sleeping Beauty inspiró a Amenábar para Los otros. «Hay muchas fotos de este tipo en Mallorca y en Occidente, pero muchas han desaparecido, pues la gente las ha roto o desechado», puntualiza.
Para el proyecto, Ventayol ha contactado con diferentes testimonios, como el artista Andrés Serrano; el actor y coleccionista Carlos Areces; Norma Grau, psicóloga y promotora del proyecto Stillbirth, dedicado a los bebés que nunca pudieron ser retratados y a sus familias en luto y una pareja de Barcelona que fue «la primera en aceptar tener una fotografía de su bebé muerto», entre otros. A pesar de que la fotografía post mortem experimentó una decadencia en el periodo de entreguerras del siglo pasado, es una práctica que todavía hoy sigue existiendo. Por ejemplo, Ventayol recoge en la cinta el tema de la muerte perinatal, la muerte del feto o bebé fallecido bien dentro del útero o al cabo de unos días o meses de nacer. «La pareja no tiene nada de su bebé, por lo que es muy útil y terapéutico dejar constancia de ese momento, para el proceso de luto, pues ayuda a despedir a esa persona», apunta. De hecho, algunas de las primeras tomas que realizaron para el documental fueron en mayo del año pasado en el Hospital de Manacor, donde, como en otros hospitales de España, los sanitarios reciben formación para poder gestionar estas situaciones.
Sin duda, la cinta de Ventayol, como ella misma reconoce, generará rechazo, pero también curiosidad e interés. «La muerte y la vejez son tabú en nuestra sociedad. Cada vez vivimos más y morimos más viejos, pero no interesa hablar de ello y no entiendo qué mecanismo socioeconómico y de capitalismo encubierto impide naturalizar el tratar estos temas e incluso nos hace sentir mal por tratarlos, cuando hacerlo aliviaría a muchos. La sociedad no acompaña bien a los que se quedan tras la muerte de un ser querido», critica.