En pleno confinamiento, creadores de Mallorca que viven en Catalunya nos cuentan cómo están viviendo estos días de forzosa reclusión y cómo prosiguen sus proyectos. «Son días de estar con la familia, de trabajo en casa, ansiedad y preocupación. Imparto clases de escritura, que en parte ya estaba haciendo en un entorno virtual», contó el novelista Melcior Comes, quien aseguró que «en el ámbito de la cultura hay una gran actividad, se siguen realizando presentaciones online, debates y lecturas, continúo con mi nueva novela y escribiendo artículos».
Al decretar el confinamiento, el escritor Sebastià Portell se encontraba en Mallorca, en casa de sus padres. «Decidí regresar a Barcelona por responsabilidad, si me hubiese quedado en Ses Salines, habría tenido demasiadas tentaciones», explicó el autor, quien declaró que «he perdido prácticamente todos los trabajos que tenía, la revista Time Out ha hecho un ERTO, las citas previstas se han cancelado, hace semanas que no puedo realizar la sección que coordino en el programa Soroll, de la Cadena Ser Catalunya». Portell se toma el parón como «una residencia literaria, un tiempo para escucharme, ver si algún personaje ‘decide' hablarme, trabajo en mi tercera novela y me encuentro a mitad camino».
El escritor Sebastià Bennasar, desde Olot, señaló que «muchos proyectos están parados, como las colaboraciones periodísticas con Vilaweb, donde la sección de libros prácticamente ha desaparecido, aprovecho estos días para elaborar el material de una escuela de escritura».
Roser Amills detalló que «me encuentro animada, hago todo lo que está en mis manos para ayudar a estar mejor en mi entorno, participo en proyectos culturales de todos tipo que van surgiendo en la Red y en el grupo de WhatsApp de Dones & Cultura, que nos sirve para ayudarnos y animarnos», e indicó que «había terminado una novela y ya he empezado a escribir otra, que trataba sobre tiempo y relojes, y quizás la situación actual me ayude a mejorarla; estoy progresando en proyectos relacionados con la aportación inmensa de las mujeres a la cultura».
En Vilafranca del Penedès se ha quedado Jaume C. Pons Alorda, quien prefiere calificar el estado actual como «enclaustramiento más que confinamiento». El escritor apuntó que «el coronavirus no ha parado ninguno de mis proyectos, aunque sí la gira de presentaciones de mi última traducción publicada, El preludi de William Wordsworth», y desveló que «el mismo día que empezó nuestro enclaustramiento, comencé la escritura de mi tercera novela, también estoy creando muchos poemas, como hacía tiempo que no sucedía».
Como Alorda, Carles Rebassa acaba de participar en el Festival Poesia en Quarentena, con recitales de varios poetas en Instagram. «Siento no haber podido ir al Cairo para presentar la traducción al árabe de la novela Eren ells, publicada por Sefsafa Publishing House, en el marco del Cairo Literature Festival», expuso Rebassa, quien detalló que «reviso un libro monográfico sobre Joan Brossa, que confío acabar durante este confinamiento».
El músico Steven Munar, en Barcelona, acaba de publicar en Bandcamp el sencillo The Cherry Tree, canción grabada durante las sesiones del disco Violet Koski, mezclada y masterizada para la ocasión. «Estoy pasando el encierro solo en casa y acabando el nuevo disco, The Fish and The Net, con Román Gil, tocando la guitarra, mirando las redes sociales, leyendo, hablando con amigos y la familia», señaló.
La artista Isabel Servera trabaja como profesora y en un estudio ubicado en L'Hospitalet. «He tenido que dejar de ir al taller y adaptarme a los recursos que tengo en casa, y sigo con la docencia, a distancia», relató Servera, quien siente «haber tenido que cancelar la participación en la feria Art Paris».