Grip Face es el nombre de guerra del artista David Oliver (Son Ferriol, 1989) creador multidisciplinar con obras instaladas en los entornos urbanos de Ámsterdam, Nápoles, Viena, Helsinki, Barcelona, Madrid (Colección Solo), Bilbao y Palma. Sus obras destacan por desplegar una profunda carga crítica y una defensa extrema del medio ambiente. Ahora está preparando, encerrado en su estudio de la montaña, una exposición para Corea del Sur, su segundo libro y un libro denuncia colectivo de artistas contra la caza deportiva.
¿En qué está trabajando en estos momentos?
— En una exposición individual en Busan [Corea del Sur] durante el mes de agosto y en una muestra individual en Madrid que seguramente se aplazará por el Covid-19, entre muchos otros proyectos que se han paralizado. También preparo, junto a mi compañera Anapurna, un libro colectivo artista de denuncia contra la caza deportiva y el concepto del cazador cazado; en esta edición participan creadores internacionales como Nano 4814, Miju Lee y José Quintanar, y la escritora Sabina Urraca, entre otros. Asimismo trabajo en mi segundo libro.
¿Sigue la línea de crítica social o profundiza en otros aspectos del ser humano?
— En mi trabajo siempre hay y habrá una profunda carga contra aquello en lo que estoy en desacuerdo. Estos momentos de pandemia son para mí un periodo puramente reflexivo. Muchas personas intuíamos que, tarde o temprano, algo así pasaría, ya no tanto por la pandemia si no por el colapso del sistema.
¿Cómo le ha afectado el confinamiento por la pandemia de coronavirus?
— En realidad me ha pillado en el estudio trabajando. Sí que me ha afectado al tener que suspender muchos proyectos y paralizar todo lo que sea movimiento externo. Me lo tomo como un periodo reflexivo.
Tras superar esta crisis, llegará otra económica, ¿cómo se enfrentará el mundo del arte a ésta? ¿Cómo influirá en sus próximas obras?
— Creo que la crisis está muy vinculada a mi generación, y de eso hablo mucho en mi trabajo. Empecé mi «carrera artística» en plena crisis económica, así que creo que estamos adaptados a la crisis permanente. Seguramente me ayudará a profundizar en todo aquello que llevo trabajando a nivel plástico y conceptual en estos últimos años; la necesidad de un giro sistemático, ayudar a desmantelar aquella burbuja que nos vendieron a los de mi generación, el cambio climático...
Tenía previstas varias exposiciones internacionales, ¿se han suspendido? ¿Cuándo podrán tener lugar de nuevo?
— Sí, se han suspendido algunas que tenía en Europa y la exposición en Madrid se va a posponer. El proyecto que sigue en pie es la exposición en Corea del Sur, hasta nuevo aviso.
¿Tras la crisis seremos diferentes?
— Espero que este confinamiento colectivo sirva para reflexionar sobre una serie de cuestiones vitales que obviamos o ignoramos y marcarán nuestro futuro y el de nuestro entorno. Creo que la sociedad en su conjunto tiene una enfermedad más grave que el propio Covid19 y es su impacto sobre ella misma.
¿Qué balance hace de su reciente participación en Urvanity Art?
— Realmente recibí muy buenas críticas por el proyecto site-specific expuesto en el estand de la Galería Cerquone. A nivel de ventas también fue bien. Nunca fui fan del concepto feria de arte; por eso intentamos buscar otra manera de participar ideando un proyecto expositivo que se aleje del concepto ‘estand de feria'.