Mujer polifacética, Marta Jaume es un rostro conocido en los escenarios. Actriz, cantante y presentadora de televisión, protagonizará este domingo, 9 de febrero, Caperucita Roja, en el Trui Teatre de Palma (Camí de Son Rapinya, 29). Una obra musical, para todos los públicos, actualizada y muy divertida. «Todo el mundo el cuento pero este es diferente», adelanta la expresentadora del espacio Petits, que emitió la cadena IB3 Televisió.
Todo el mundo sabe cómo empieza y termina el cuento...
— Bueno, en éste te digo que Caperucita se come al lobo (comenta entre risas). Mira, Caperucita es un clásico, pero en esta ocasión tiene 14 años. La abuela y la madre le han hecho ser mucho más lista que el lobo.
Supongo que en el día a día se habrá encontrado con muchos lobos feroces, ¿no?
— Alguno que otro, pero no muerden. No temo a ningún lobo. De pequeña me contaban cuentos y aquellas historias que escuchaba, con los años, las he interpretado, como Blancanieves, Cenicienta, El zorro, el musical de La Bella y la Bestia, etc.
A pesar de la juventud que derrocha en un primer vistazo, lleva más de quince años subida a los escenarios.
— Gracias. Empecé muy jovencita con Rafel Brunet, quien además de director es quien hace los guiones, prepara los decorados, el vestuario, compone la música, etc. Es un hombre que siempre ha confiado en mí y con el que he aprendido mucho. En esta obra, Rafel también actúa.
Creo que el año pasado tuvo un pequeño percance sobre el escenario, que le ha tenido apartada durante un tiempo. ¿Es eso cierto?
— Sí, el año pasado, en una función, resbalé al subir al escenario y me rompí los ligamentos. Ahora regreso pisando fuerte y con mucha ilusión.
¿Se puede vivir en Balears del teatro o de la música?
— Es muy difícil. Yo trabajo en una recepción de hotel. Cosa que me apasiona, al igual que el teatro, la música o presentar. Intento disfrutar de todo lo que hago y, aunque he tenido algunas ofertas para cruzar el charco, nunca me llegué a atrever a cruzarlo. Estuve durante medio año en Barcelona trabajando, pero Mallorca me tira mucho.
¿Cómo estudia sus guiones?
— Pues le confesaré que, cuando era estudiante, me aprendía antes el guión que la lección o los deberes del colegio. Me estudio los guiones con la televisión en marcha, porque hace que me concentre muchísimo más, y pasar también del ruido. Luego me coloco frente al espejo, a gesticular, a probar voces.
Si escribiera usted misma el cuento de Caperucita Roja y el lobo feroz, ¿cómo sería su versión de la obra?
— Me imagino que una Caperucita que no tendría nada que ver con el cuento que nos contaban nuestros padres, con Instagram, haciéndose selfis con el lobo en el bosque. Quizás no iría con su clásica falda o vestido de niña mona, le pondría unos pantalones de pitillo, con deportivas y luciendo unas uñas acrílicas.
En la vida real, ¿tiene algo usted de Caperucita Roja?
— Tengo un poco de inocencia y la gente dice que soy muy alegre, pero todo eso se desmorona cuando saco mi carácter.
¿Qué otro papel le gustaría interpretar?
— Tengo muchísimas ganas de hacer el papel de mala, de bruja o malvada. Y cómico también.
¿Cómo se prepara físicamente antes de una gira?
— Tanto para cantar, como para actuar, hay que tener un buen fondo físico. Afortunadamente, desde siempre me ha gustado hacer deporte. Salgo a correr, voy al gimnasio, me va muy bien tanto para coger fondo como para desconectar del trabajo y el día a día.
¿Qué me dice del programa La Voz?
— (Risas). Estuve en las primeras audiciones a ciegas del programa, pero no la pasé. Nadie se giró, la verdad. Así que, aunque me animaron a volver a presentarme y probarlo de nuevo, me bastó con la experiencia anterior. Aquello es más cosa de televisión.
Y, musicalmente, ¿qué proyectos tiene en este momento?
— Seguimos con mi grupo musical, Voltors Band, además de ir a verbenas con Roda Monds. Mi pasión por la música está en los estilos de blues, soul y jazz, aunque en realidad yo canto de todo.