La menorquina Nina Juanico, al violín, y la mallorquina María del Mar Rodríguez, al contrabajo, son dos de las 13 nuevos y jóvenes talentos que la Acadèmia Simfònica aporta mañana al exigente concierto de la Séptima de Mahler que la Orquestra de les Illes Balears interpretará en el Auditòrium de Palma a las órdenes de su director, el madrileño Pablo Mielgo, impulsor de esta cantera musical que define «no como una sede para aprender el instrumento, sino como una manera de tomar contacto con lo que será su vida», la música profesional. La cita será a las 20.00 horas.
Nina y María del Mar, ambas de 24 años, seguirán mañana la batuta del director de la Simfònica, Pablo Mielgo, y no será la primera vez. María del Mar está en la bolsa de trabajo de la Orquestra y Nina continúa su formación en Alemania, pero ambas tienen común haber participado en la Acadèmia y ser ahora refuerzo de la banda, dando inicio a su vida profesional en el competitivo mundo musical. Una vida profesional que Nina, con su inseparable compañero musical a la espalda, define como «un estudio constante y siempre en reciclaje» por lo que «poner en práctica lo que estudiamos y aquello a lo que nos vamos a dedicar es muy interesante», explica. Coincide su compañera, María del Mar, quien destaca «el hecho de que te enseñan pero también te permiten demostrar tu valía y cómo eres pero siempre de la mano de quien lleva años dentro, desde la experiencia».
Profesionalidad
Ese contacto con la profesión es algo en lo que Mielgo hace hincapié al indicar que «la realidad profesional es otro mundo y aquí conocen el lenguaje de una orquesta». Además valora el beneficio recíproco de la experiencia, la cual «es muy buena también para los profesionales que llevan años porque perciben en los jóvenes cosas que han dejado de ver o vivir. Para quien lleva 40 años de carrera, su instrumento es una herramienta más para hacer música, pero para los jóvenes sus instrumentos son el centro de su vida.
Unos se ven reflejados en lo que fue y otros se reflejan lo que será. Todo el mundo gana», explica el director madrileño que remata «se nota muchísimo cuando hay gente joven». María del Mar añade su experiencia: «tú vienes con el papel estudiado y ellos te pulen a raíz de su experiencia».
Repertorio
Además del día a día, la Acadèmia ofrece, en palabras de Mielgo, la oportunidad de «tocar un repertorio que es muy difícil de hacer en otros lados», de manera que se amplían los horizontes musicales y permite a los jóvenes curtirse en obras de gran calidad y primer nivel como el concierto de Mahler de mañana. Un concierto en el que los tres coinciden: «el reto es llegar al final».
La cita, además, adquiere una significación especial para María del Mar, ya que ella se estrenó con la Simfònica con la Segunda sinfonía de Mahler, la cual recuerda como «algo increíble y muy especial». Nina, por su parte, bromea y expresa querer «sobrevivir» a Mahler. Una gran oportunidad para los nuevos músicos de sentirse como uno más de este grupo tan unido, en el que «hay muy buen ambiente. Es como si haces un caldo, o te sale bueno o te sale malo, pero salga como salga es para siempre», concluye Mielgo.