Diabéticas Aceleradas está de celebración; y no solo porque este jueves estrenase en Palma, en Trui Teatre, su nuevo espectáculo de estas fiestas, Matanceres5.com, que también se podrá ver este viernes, a las 21.00 horas.
La popular agrupación cumple este 2020 su 39 aniversario, «nos gustan más los números que no son redondos», avisa Pep Noguera, líder de la compañía sobre esta efeméride, y recuerda también que sus ‘Matanceres' cumplen nada más y nada menos que 25 años. En su nuevo show, además, trabajan por primera vez con un famoso influencer, el niño de 13 años Miquel Montoro.
Este jueves estrenaron su nuevo espectáculo en Palma, ¿qué supone estar en la plaza de la capital de la Isla?
— Venir a Palma es como ir a una gran ciudad como Madrid o Barcelona: es potente. No es que el público sea más exigente, pero el sentimiento es diferente porque son las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Yo me pongo igual de nervioso que en Inca o cualquier otro sitio.
Esta vez, las Diabéticas tienen a un nuevo compañero, el influencer Miquel Montoro.
— Es la primera vez que trabajamos con un niño de 13 años y es genial; aunque eso conlleva sus propias particularidades, como permisos de los padres y del colegio, riesgos laborales, Conselleria, etc. Me parece bien, pero me gustaría que lo hicieran con todas las compañías, no solo con las profesionales. Miquel Montoro es un personaje famoso, se dio a conocer con el vídeo de las naranjas y es un chico muy, muy divertido.
Se cumplen 25 años de las ‘matanceres' y 39 de Diabéticas.
— Nos gusta más celebrar los números que no sean redondos, por eso festejamos los 39. Es toda una vida. Me gusta mucho, por ejemplo, que haya personas que nos ven ahora que no habían nacido cuando empezamos. Nos ven de otra manera.
¿De dónde surgieron estas ‘matanceres' que tanto gustan?
— La obra surgió cuando vivíamos en Madrid. Éramos cabareteras y decidimos montar nuestra primera obra, Insulina Mon Amour. Cuando dejamos Mallorca teníamos 23 años y pasamos en Madrid mucho tiempo, sin que Mallorca supiera nada de nosotros. Un buen productor, Rafael Oliver, nos vio en Madrid y nos descubrió cuando allí triunfábamos, en el mundo de Almodóvar y toda esa movida, y le propuso al señor Ferragut, del Auditòrium, traernos a Palma. Él pensó que éramos raros, unos punkis. Dijo que no, que le destrozaríamos el teatro, pero al final salió. Y en esa obra montamos un sketch de las matanceres. Gustó tanto, más que la obra, que decidimos crear nuestra primera obra de teatro con esos personajes, Ses matanceres van fortes. Eso fue en torno a 1995. Diabéticas éramos Lina Mira, Toni Socias, Joan Bauçà y yo.
Desde entonces, ha pasado mucha gente por la compañía.
— En realidad no han sido tantos, porque trabajar en Diabéticas no es fácil. Somos un poco especiales a la hora de trabajar porque sabemos lo que queremos. Somos hombres vestidos de mujer, pero no drag queens, no nos depilamos ni nos cortamos el pelo, ni nos pintamos, no somos muy guapas. Somos otro concepto. Los personajes femeninos dan juego y las mujeres, pienso, tienen más cosas que contar sobre la vida que los hombres. Un hombre vestido de mujer da mucho juego, pero hemos tenido a mujeres increíbles, muy potentes como La Terremoto de Alcorcón, Lina Mira o Maru Morro, que está ahora en la compañía.
¿Es duro mantenerse durante tantos años?
— Hemos tenido muchos subidones de fama, pero eso no te lleva a ningún sitio, la fama es una tontería y la gente se cree muchas historias porque eres famoso. Nosotros somos trabajadores del espectáculo y sé dónde está mi trabajo, que es en el escenario. Pero cuando me bajo soy una persona normal y corriente. En mi caso, por salud, me he tenido que retirar un par de veces y, sin ser un héroe, no he parado. Mis depresiones las he pasado en el escenario, que es mi psicólogo, mi cura, mi diazepan.
Las instituciones públicas, ¿colaboran?
— En estas elecciones pasadas la palabra cultura no se ha dicho ni una vez. No se ha comentado, pero cuando te necesitan sí que te vienen a buscar. Y digo yo: ¿Por qué no nos ayudan? La cultura es una terapia para el público y eso es lo que más se agradece.