Son las diez en punto y en Son Fusteret se respira el ambiente de las grandes ocasiones. El público sabe que cuando se apaguen las luces, como en el cine, sus problemas desaparecerán y durante dos horas su vida se llenará de amores imposibles, aventuras rutilantes y chicas que bailan hasta el amanecer, lo que viene siendo el rock and roll. Un cóctel catártico y redentor servido por un barman de punta en blanco: Enrique Bunbury.
El músico quería plantar su pica en lo más alto, ante unas 2.000 personas, en el mismo escenario donde triunfaron Rosario, Antonio Carmona, Dani Martín o Daddy Yankee. Y el público estaba por la labor: ellas, que lo miran con ganas de consolarlo; y ellos, que invitarían con gusto a un trago al veterano rockero, autor de historias densas e inquietantes.
Oscuro
Ese es, precisamente, el combustible que alimenta su último trabajo discográfico, titulado Expectativas, su disco más oscuro, comparable a una pintura goyesca de sonido fronterizo, donde el músico aragonés destila, como pocas veces hace, sus principales influencias, de Nick Cave a Tom Waits, de Dylan a Leonard Cohen, mezclados en una coctelera con un chorrito de tequila para darle un toque tex mex. Suenan los primeros acordes de La ceremonia de la confusión, a continuación La actitud correcta, ambos cortes incluidos en el mencionado LP. Esto arranca.
Se dice que los conciertos del ex Héroes del Silencio pueden ser una apisonadora o una experiencia francamente decepcionante, ‘todo va en función de su estado de ánimo', insisten las malas lenguas. Es cierto que en etapas anteriores había coqueteado con los límites, pero eso quedó atrás. Este Bunbury es un artista maduro, dueño y señor de un puñado de canciones tan poderosas que se bastan para invocar el pasado y alegrarnos el presente.
Un repertorio que al cierre de esta crónica no había alcanzado su clímax. Todo se andaría. Pues el tour Expectativas convoca los temas más populares de su discografía en solitario, e incluso alguno de los himnos que jalonaron su trayectoria con Héroes. La noche promete.