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Daniel Monzón: «Lo único que me guía es la intución, no lo que se espera de mí»

El cineasta Daniel Monzón posó ayer en Palma para esta entrevista. | miquel a. cañellas

| Palma |

Tras sumerginos en el inolvidable relato de Malamadre y su Celda 211, y en el frenesí del narcotráfico en el Estrecho de El niño, Daniel Monzón (Palma, 1964) nos invita a recorrer el Atlántico a bordo de un espectacular crucero en su nuevo filme, la comedia Yucatán, que llegará a las salas de todo el país el 31 de agosto.

Guiado «por mi intuición, y no por lo que se espera de mí», el cineasta se adentra en la «alta comedia», pero con dosis de thriller, aventuras, un poco de drama e incluso de musical.

La cinta está protagonizada por su actor fetiche, Luis Tosar, y por Rodrigo de la Serna, dos estafadores que harán de las suyas en alta mar. El reparto incluye también a Joan Pera o Stephanie Cayo.

¿Por qué Yucatán como siguiente paso en su carrera cinematográfica?
—Me gusta retarme a mí mismo, hacer cosas diferentes y no quedarme estancado. Me guío por lo que me pide el espíritu y el cuerpo en cada momento, por mi propia intuición y no por lo que se espera de mí. Hacía tiempo que deseaba rodar una comedia, pero canalla. Es un género extraordinario que te permite decir muchas cosas. Es una película sobre dos estafadores, pero Yucatán va más allá y hurga. Pese a la diversión y el entretenimiento que quiero darle al espectador, la cinta va más allá, saldrán del cine planteándose algo, habrán conocido a unos personajes que les importarán. Es una boat movie, en lugar de una road movie, con escenario exóticos.

¿Qué tipo de comedia es la que le atrae como espectador?
—Algunas de las mejores película de la historia del cine son comedias. Como Apartamento o Con faldas y a lo loco. Otras más contemporáneas, como Atrapado en el tiempo, con Bill Murray, son tratadas como historias existenciales. Yucatán es una comedia clásica, y de personajes por encima de todo, muy coral. Tras ver la cinta, uno se encontrará con una fábula moral. No es una sucesión de gags sin sentido. La comedia surge de la trama y de las acciones con sentido de los personajes.

¿Cómo se mueve Monzón en la comedia?
—Muy cómodo. Lo más importante es la elección del reparto. Los protagonistas son muy importantes, pero los secundarios más. Pongo en práctica todo lo que yo he aprendido viendo esas comedias que tanto me gustan. Dicen que es un género que no da premios, pero el mejor es escuchar a la gente reír en una sala viendo tu película. Me gusta colarme en una sesión de incógnito para palpar esa atmósfera.

Vuelve a trabajar con Luis Tosar. ¿Cómo es su personaje?
—Es una sorpresa. Luis es gamberro y divertidísimo, y nunca ha hecho comedia. Está grande, enorme, camaleónico. Es un personaje canalla, un estafador, realmente caleidoscópico. Su registro en alta comedia es inesperado, lo hace maravillosamente bien, incluso canta y baila. Refresca su imagen. Además, con Rodrigo [de la Serna] tiene una química fabulosa, saltan chispas en esta relación.

¿Dónde se ha filmado Yucatán?
—En Brasil, México, Casablanca [Marruecos] y Tenerife; pero no nos quedamos allí, fuimos al Teide y fue un ‘infierno' rodar a 4.000 metros de altura. De las onces semanas de rodaje, estuvimos cuatro de ellas cruzando el Atlántico en un crucero.

En muchos de sus filmes descubrimos a intérpretes revelación. ¿Cree que hay alguno en esta película?
—Hay varios, pero destacaría a Joan Pera, muy conocido en el territorio de habla catalana, pero fuera no, y que hace algo digno del Jack Lemon de la buena época. También a Stephanie Cayo, conocida por la serie de NetflicxClub de cuervos. Tiene un glamour y una presencia del Hollywood dorado.

¿Le veremos rodando en Mallorca de nuevo?
—Por desgracia, no pude rodar aquí Yucatán, lo intenté, pero por la trama [es un crucero por el Atlántico] no pudo ser. Aquí grabé La caja Kovak y El robo más grande jamás contado. Mallorca es una isla que lo tiene todo, si hubiera una conciencia más clara de ayudas al cine la Isla daría mucho juego. Sería un plató todavía más atractivo.

Muchos cineastas están dando el salto a las series de televisión. ¿Se ve usted al frente de una de estas producciones?
—Me han ofrecido varios proyectos desde plataformas nacionales e internacionales. No lo descarto. Las series te permiten ir más lejos que una película en cuanto a trama y desarrollo de personajes; aunque no tiene esa cosa litúrgica y de comunión con el público que tiene el cine. Tengo que dar con una idea que me convenza para aceptar un proyecto.

¿Qué película cree que seleccionará la Academia para los Oscar: Campeones, Handia o Todos los saben?
—No sabría que decir, y eso que tengo que votar [es académico]. Las tres, si lo reflexionas, lo merecen; será difícil decidirse.

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