Los ancestros de los baleares, aquellos que vivieron en las Islas varios siglos antes de Cristo, contribuyeron al desarrollo de una ciencia denominada antropología física. Sus restos óseos, hallados en las primeras excavaciones arqueológicas, salieron de Mallorca hace unos sesenta años rumbo a universidades de la Península. En ellas fueron investigados por las primeras generaciones de antropólogos, en las que destacaron las mujeres.
En la actualidad, esos huesos descansan en casa desde la pasada legislatura, cuando los técnicos del Departamento de Patrimoni Històric del Consell iniciaron su ‘repatriación' desde Granada, Barcelona o Madrid.
Assumpció Malgosa es antropóloga física, una científica de primer nivel que trabaja en la Universidad Autónoma de Barcelona y ha investigado restos óseos de poblaciones procedentes de los yacimientos mallorquines de la Illa dels Porros, Son Real, el túmulo de Son Ferrer (Calvià), Can Reynés y de la Cova del Pas de Menorca.
«Estos hallazgos de Baleares nos han ayudado mucho a progresar en la aplicación de nuevas metodologías de estudio en la Antropología Física y a avanzar en el conocimiento de la prehistoria», reflexionaba ayer para este diario. Su especialidad son las poblaciones de la prehistoria y afirma que «es difícil conseguir puestos de trabajo y presupuestos para estas investigaciones, porque como la Antropología también se encarga del estudio de la población actual, esto se suele considerar prioritario».
Reciente
Cabe recordar que se trata de una disciplina relativamente reciente, que sirve para descifrar las patologías, sexo, edad, estatura, alimentación, enfermedades congénitas o adquiridas, rituales funerarios, ADN, entre otros aspectos, de los individuos o grupos que se encuentran en las intervenciones arqueológicas. «La vida, la muerte y la relación con el medio», resumen los técnicos de Patrimoni del Consell.
Cráneos, mandíbulas, fémures y todo tipo de huesos humanos de las épocas «pretalayótica, talayótica y romana», sobre todo, salieron de Mallorca entre los años 50 y 70 del pasado siglo «porque aquí no había una infraestructura universitaria ni científica y en la Península se estaba creando una nueva ciencia que ha llegado hasta nuevos días; los resultados de las investigaciones sobre los mismos han generado aportaciones reales a la historia global» mediante la publicación de «artículos en las mejores revistas científicas o la realización de tesis doctorales», señalan dichos técnicos.
Francisca Cardona es licenciada en Historia, arqueóloga, Máster en Antropología Física y Forense y colaboradora del Instituto de Medicina Legal de Balears. Andaluza instalada en Mallorca desde 2011, su relación con la Isla es anterior. «Desde el año 2002 participaba en las excavaciones de Pol·lentia como estudiante».
Hoy trabaja como antropóloga en el citado yacimiento, además de en otros tres de la Isla. Conocedora del medio, reivindica que el antropólogo debe estar también presente en la excavación, un aspecto en el que coincide con Assumpció Malgosa: «El análisis de los restos óseos es muy diferente cuando te los lleva el arqueólogo al laboratorio a que estés a pie de yacimiento», señala. «Hay patologías que solo puedes descifrar en directo o datos que salen del ritual funerario» que se haya practicado.
En Pol·lentia ha investigado la necrópolis situada encima del Foro, o plaza, «cuando éste dejó de tener esa función». Se trata, añade, de una población alto medieval, de hacia el siglo X, sobre la que ha descubierto «carencia de nutrientes a nivel de alimentación y fracturas debidas al esfuerzo físico».
Fosas
Cardona también ha participado en la exhumación de los asesinados durante la Guerra Civil y la represión franquista, tanto en las fosas abiertas en Mallorca, como por la Península. «Es un tema que me toca mucho, porque no deja de ser una violación de los derechos humanos. La sociedad y las familias merecen que se haga justicia y que los muertos puedan descansar en paz». En estos casos, «como profesional te pones una coraza».