El modelo de gestión del centro cultural La Misericòrdia «tiene que ser el de un organismo autónomo, tipo fundación o consorcio, por ejemplo, que, aunque dependa del Departamento de Cultura del Consell, tiene que estar fuera del organigrama del mismo», señala Francesc Miralles, vicepresidente insular de Cultura. «Es inadmisible que los pocos técnicos de la casa tengan que ocuparse de su gestión, puesto que su trabajo es el de programar para toda Mallorca».
Mientras se está a la espera de que se aprueben los pliegos de licitación de la segunda fase de las obras de rehabilitación del edificio, Miralles y su equipo trabajan en la elaboración de contenidos. «Se ha de tener claro lo que se quiere que sea y lo que no se quiere que llegue a ser», afirma rotundo. Con ese motivo, el vicepresidente ha visitado el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) que dirige Vicenç Villatoro, ocupa un antiguo convento de la ciudad también de grandes proporciones, y se define como «un espacio para la creación, la investigación, la divulgación y el debate de la cultura contemporánea, donde las artes visuales, la literatura, la filosofía, el cine, la música, las artes escénicas y las actividades transmedia se interconectan en un programa interdisciplinario».
Así, para Miralles, La Misericòrdia también ha de ser un «centro de reflexión, debate y confrontación de ideas, imprescindible en esta sociedad que, cada vez, está más segmentada, debe ser un centro de reflexión cultural y social» que ofrezca «contenidos diferentes» a los que ya programan otras instituciones locales.
En los cerca de 15.000 metros cuadrados útiles de superficie que se conseguirán cuando el inmueble esté totalmente restaurado, habrá sitio para ampliar la Biblioteca Central y «reformular el servicio de la Xarxa de Biblioteques»; para «acoger el Museo de Arte del Consell, con los fondos pictóricos» de la institución o aumentar la superficie del Arxiu del So i de la Imatge, lo que le permitiría «ofrecer actividades» in situ y no como sucede ahora, «que tenemos que salir a otros espacios fuera». Así ha ocurrido con el ciclo de cine dedicado a Daniel Monzón, que se lleva a cabo en el Centre de Cultura Sa Nostra y finaliza esta semana. Miralles considera imprescindible que La Misericòrdia cuente con «un auditorio» y más espacios expositivos.