Pocas bandas han conjugado rock y electrónica con la sensatez, el equilibrio y la maestría de Primal Scream. Su obra ha marcado a varias generaciones con su particular estilo, plasmado en once discos de estudio, en los que han picoteado también en el góspel, la psicodelia y el pop bailable. Liderados por el incombustible Bobby Gillespie, los de Glasgow compartirán protagonismo con otro conjunto procedente de las islas británicas, The Prodigy, en la tercera edición del Mallorca Live Festival, los días 11 y 12 de mayo el Antiguo Aquapark de Calvià. Su actuación está prevista para el viernes, a las 00.30.
Históricamente, la banda escocesa ha conjugado a la perfección cualquier verbo alusivo a su capacidad de regenerarse, ya sea reaccionando, reinventándose o incluso resucitando. Sus inicios estuvieron fuertemente ligados al punk rock (All Fall Down), no tardaron en evolucionar hacia un sonido más estilizado, fue el acicate que les hizo despegar con canciones como Crystal crescent o Velocity girl, que hurgaban entre las cenizas aún humeantes de The Velvet Underground con maestría.
Por entonces, Bobby Gillespie y los suyos eran los embajadores más fervientes del sonido C86. Unos años más tarde llegaría Screamadelica (1991), el álbum que reinventó la relación entre el rock y la cultura dance. En su obra capital, los escoceses hacen suyas las armas del house y les suman armonías, percusión seca y eslóganes mántricos, generando un puñado de canciones para bailar como un pastor evangelista tocado por la luz salvadora del acid house.
En su siguiente paso discográfico, Give out but don t give up (1994), se escoraron hacia el rock and roll primitivo, proclamando su admiración por The Rolling Stones. Siguió Vanishing Point (1997), un LP que les devolvía a sus raíces, pero con un sonido más oscuro.
A orillas del nuevo siglo, regresaban cargados de samplers euforizantes en XTRMNTR (2000), eso sí era una bomba de destrucción masiva. Y en sus cinco trabajos posteriores han protagonizado nuevos volantazos estilísticos, todos ellos fieles a su abc musical: una visionaria aleación de psicodelia, rock y electrónica que ha creado escuela.