El actor canadiense Ryan Reynolds ha presentado este lunes en Madrid Deadpool 2, la secuela de su adaptación al cine del personaje de cómic de Marvel 'Deadpool', un «idiota disfuncional» que se ríe de sí mismo, un antihéroe que se conforma «con ser hoy un poco mejor que ayer, como nosotros».
«Deadpool es un personaje de moral flexible que no quiere hacer el bien, sino que lo hace a regañadientes; no es virtuoso, no es Superman ni Capitán América. Pero eso le hace único, interesante, le quieres. Quieres a un tipo que mete la pata cuando lo que prima es ser perfecto y dar la versión mejorada de uno mismo», explica Reynolds.
El actor, protagonista, productor y guionista de «Deadpool 2», se explicaba así en un encuentro con la prensa celebrado en Madrid al que acudió acompañado de Josh Brolin, intérprete de «Cable», el malo de la cinta, que curiosamente también es el malo de «Los vengadores: Infinity War», aún en cartelera.
«Para un actor es divertido hacer cosas así; parece que este tipo de películas no requieren interpretación, pero yo veo que piden más concentración, más imaginación y más convicción», ha dicho el californiano, «feliz» de que le llamen para hacer cintas de superhéroes a los 50 años.
«A mi edad -se ríe Brolin- no me importa nada de eso, es una decisión personal pasármelo bien cuando voy a trabajar. 'Thanos' -el malo de Los vengadores- es como volver a hacer teatro en Nueva York o releer las novelas de Ray Bradbury. Es un músculo que tenía poco usado, pero poco a poco me encuentro mejor en medio de monologuistas y cómicos. Pienso seguir, a no ser que esto sea un fracaso rotundo», bromea.
Porque las bromas pesadas, las risas y los comentarios «poco académicos» que se repiten en la película marcaron también las respuestas a la prensa; el espíritu de Deadpool sobrevolando la sala.
Dirigida por David Leitch, responsable de «John Wick» (2014) y «Atómica» (2017), entre otras, «Deadpool 2» es la secuela de la primera, estrenada en 2016, que resultó ser un éxito de público -recaudó más de 700 millones de euros- y de crítica, ya que fue la primera de superhéroes en ser nominada a los Globos de Oro.
«Deadpool habita un espacio que nadie más ocupa, es cómico, se dirige directamente al espectador y piensa como él, rompe la cuarta pared y otras muchas barreras, algo impensable en el universo Marvel y DC; creo que ellos cuentan la historia que quieren los fan y eso les limita. Por eso Deadpool es más real», apunta el canadiense.
No obstante, Reynolds opina que «cualquier cosa que tenga éxito en Hollywood se fotocopia hasta volverlo irreconocible», pero Deadpool no ha dolido a «la gran máquina de Marvel» porque «llevan una década haciendo lo suyo y lo hacen mejor que nadie».
La película comienza con el personaje reventado en trozos después de un intento de suicidio provocado por la muerte de su novia; su amigo X-Men «Coloso» recoge los pedazos y lo recompone, en un intento más de que el antihéroe se incorpore al grupo de los mutantes invencibles. Pero Deadpool es incapaz de seguir las normas.
La película es también un continuo disparate de bromas contra los X-Men.
«Lo mejor de la película es que todo es ofensivo. En estos tiempos de opresión en los que no se puede decir que piensas que algo está mal, que no se puede juzgar, lo bonito es reirse», apunta Brolin, nominado al Óscar por «Mi nombre es Harvey Milk» (2008).
Y continua: «La calificación de la cinta es de adulto, así que vamos a ser macarras y decir lo que queramos. Llevo tiempo viendo que hasta los cómicos tienen miedo, pero luego llega Ricky Gervais y le da todo igual. Esa libertad, ese humor descarado de quien se ríe de uno mismo es precioso, es saludable y rompe la tensión».
«Yo nunca he encontrado un papel que me haya dado tanta libertad como este», remata Reynolds.
El actor reconoce que hay cintas que incorporan ese humor irreverente de Deadpool, pero «sin esa calificación para mayores de 18 no se puede llegar arriba».
En esa línea de «chicos malos», Reynolds concede que un encuentro entre Deadpool y Donald Trump sería «muy feo», primero, porque Deadpool es canadiense y «querría hablar de aranceles».
Pero sobre todo, porque «no le interesa la política, sólo crear tragedia: se me ocurre que le podría arrancar la peluca, creo que haría lo que menos te esperases, así es él, impredecible».
La película se estrena en las salas españolas el viernes 18 de mayo.