«He nacido para revolucionar el infierno». Así reza el tatuaje grabado en la piel de un hombre que aparece muerto y desnudo en la playa de Vilassar de Mar. Este es el inicio de Tatuaje (1974), la novela en la que nace Pepe Carvalho, uno de los personajes más carismáticos de la literatura española. Tanto es así, que Barcelona cuenta con rutas gastronómicas que el detective saborea en las obras de su creador: el gran poeta, ensayista y periodista Manuel Vázquez Montalbán (Barcelona, 1939-Bagkok 2003).
Bartomeu Seguí (Palma, 1962) y Hernán Migoya (Ponferrada, 1971), firman Tatuaje (Norma Editorial, 2017), la primera de las tres adaptaciones que se publicarán de los textos de Montalbán. A ella le seguirán La soledad del manager –que ya está en marcha– y Los mares del sur.
Migoya (Todas putas, Plagio) se ha encargado del guion; mientras que Seguí (Las serpientes ciegas, Historias del Barrio), de los dibujos.
«Es increíble que nunca antes nadie se planteara hacer lo que estamos haciendo. El proyecto surgió espontáneamente de la mano de Hernán y el hijo de Montalbán, Daniel Vázquez Sallés. Después me lo propusieron a mí y, aunque tenía otros trabajos en mano, tuve que dejarlos de lado: no podía dejar escapar la oportunidad de adaptar la obra de Montalbán», reconoce Seguí, que vivió en Barcelona entre 1982 y 1994.
«Adaptar a un autor tan admirado me enorgullece mucho. Es un personaje muy carismático, el antihéroe por excelencia de la novela policíaca de España, por lo cual, también es una responsabilidad», define.