La masificación turística ha supuesto la llegada masiva de turistas, algo que a los principales museos o centros expositivos de Palma, como Es Baluard, el Museu Diocesà, la Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca, el Museu Fundación Juan March o el Casal Solleric, también ha repercutido, pero con un incremento de visitantes más bien discreto.Desde estas instalaciones coinciden en que el número de visitantes extranjeros y nacionales apenas ha variado, pero «este tipo de turistas que acuden no vienen de paso», indican desde la Fundació Miró.
El Museu Diocesà, en la Catedral de Mallorca, ha percibido un 1,5% de visitantes más que en 2016, «algo que no invita a la estabilidad de antes de la crisis», señalan. En él hay una prevalencia del público joven adulto contra las instituciones educativas, en las que han apreciado un ligero descenso.
La Fundació Miró a Mallorca sí suma visitantes foráneos, sobre todo de origen francés y alemán, unido a «un aumento del público adulto frente al joven, que ya conoce previamente la figura de Miró y nos trata como un punto de visita obligado en la Isla», afirman. No obstante, el centro lamenta su falta de promoción entre los residentes. Es Baluard acogió a más de 123.000 personas en junio y julio. Acuden unos turistas que «llegan con el itinerario trazado y saben qué van a encontrarse allá donde van, y saben apreciar continente y contenido», asegura Nekane Aramburu, su directora.
El Museu Fundación Juan March recibe una media anual de 80.000 visitantes, que «se asombran por nuestras colecciones de Picasso y Feininger y por cómo se engloban», asegura Manuel Fontán del Junco, director.Celebran que la subida no sea excesiva, para que «el visitante disfrute de las exposiciones con un margen de espacio». Los jóvenes asisten más al ser gratuito. La gratuidad también repercute a de forma positiva al Casal Solleric, unido a la zona en la que está situada, asidua para los turistas.