El programa de conservación del sistema costero de torres de defensa de la Isla, un conjunto «patrimonial, cultural y paisajístico de gran interés», avanza a buen ritmo. De momento, y a la espera de que el 30 de junio finalice el plazo de solicitud de subvenciones, cinco propietarios de otros tantos de estos elementos, que son Bien de Interés Cultural (BIC), se han adherido a esta iniciativa del Departament de Patrimoni Històric del Consell Insular, que ha convocado una línea de ayudas de 500.000 euros a cuatro años. Culminará en 2020. Se trata de las torres de Cala Figuera, situada en Calvià, de propiedad privada; la Major de Alcúdia; la de Cala Pi, de Llucmajor; la de sa Mola de Andratx, municipales, y la des Verges Atalaia de les Ànimes, de Banyalbufar, que pertenece, mitad al Ajuntament, mitad al pueblo.
Según Kika Coll, directora insular de Patrimoni, «ahora solo queda evaluar las peticiones según los baremos, redactar los proyectos de restauración», lo que llevarán a cabo los técnicos del citado departamento, «y ponernos a trabajar» sobre estas edificaciones. Para Coll, que ha sacado adelante un plan de conservación para las torres de defensa que se convoca por primera vez, lo importante es que «ha existido la voluntad política de poner en marcha un proyecto que englobe a las torres como un conjunto», y lo difícil ha sido «organizar el engranaje desde la parte administrativa y burocrática».
Arrancar con estas cinco torres, –aunque aún pueden llegar más peticiones–, no le parece un trabajo menor, «porque lo importante es hacerlo ya» y dar visibilidad a la iniciativa, invitando, de este modo, a que más propietarios se unan al plan, una reclamación histórica de la sociedad civil. En total, en Mallorca hay 27 torres que necesitan restauración, un listado que sale del inventario del Instituto de Patrimonio Nacional, y que son susceptibles de conseguir la ayuda del Consell. Algunas están «en mejor estado que otras», añade Coll.