‘¡Bona nit, malparits!' era el habitual grito de guerra con el que Gerard Quintana iniciaba sus aquelarres de poesía y electricidad. Eran otros tiempos. Hoy, Sopa de Cabra ha bajado el pistón, su música es más reposada y los fogosos himnos stonianos ceden el paso a medios tiempos con acento folk, aunque sus canciones siguen apelando a lo más hondo. El Parc de n'Hereveta de Porreres acogerá el próximo 12 de agosto, a partir de las 21.00, un extenso recorrido a través de su repertorio.
Tras catorce años de silencio discográfico, 'Cercles' es el nuevo trabajo de uno de los grupos que puso banda sonora a los noventa. Integrado por diez cortes en los que la banda de Girona busca un entorno más intimista y reflexivo, reflejo de un momento de plenitud creativa. Estas canciones se mezclarán en Porreres con clásicos como 'L'Empordà', 'El carrer dels torrats', 'Podré tornar enrere' o 'Sota una estrella', auténticos clichés del rock català. El concierto, que superará las dos horas de duración, servirá para tomar el pulso en directo a una banda que no ha perdido fuerza en la escena catalana, ni su capacidad para despertar emociones.
Treinta años después, Quintana y compañía sostienen su poder de convocatoria en el equilibrio perfecto entre pasajes sobrecogedores (Dolços plans) y tramos de una energía vivificante (Mai trobaràs). Cada pieza de Sopa de Cabra merece una disección, porque difiere de cualquier otra y remite a los más grandes: 'El boig de la ciutat' se alistaría con descaro en la discografía de Neil Young, mientras que 'Sempre a prop' apunta a los Stones y 'El far del sud' al Tom Petty más inspirado. Zambullirse en el rock americano para encontrar contemporaneidad y algo nuevo que contar es una ciencia en la que Sopa de Cabra se doctoró hace tiempo.