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Los puertos de alga marina de Joan Bennàssar

El artista Joan Bennássar presenta las esculturas de la exposición 'Puertos de alga marina', ubicada en Can Picafort. | Ultima Hora

| Can Picafort, Mallorca |

Mediterráneo es este mar nuestro, situado entre Europa meridional, Asia occidental y África septentrional que significa «rodeado de tierras», nombre que también determina todo lo relativo a este espacio o a sus riberas. El mundo mediterráneo de Joan Bennàssar es todo lo que conforma su personal visión de nuestra historia, que recoge y relata un mundo duro, abrupto, áspero, maravilloso y épico, nutrido por nuestras raíces más ancestrales.

El artista detenta una personalidad generosa, fuerte y brillante que nace de la concienzuda y reflexiva introspección, de su querencia por las atávicas tradiciones, que crecen y se desarrollan con la modernidad de unos registros defendidos y definidos a lo largo de una fructífera trayectoria profesional, marcada por la rigurosa seriedad y la absoluta coherencia.

En su obra de trazado austero e incuestionable composición poética, el amor, la pasión y el erotismo jerarquizan -de manera explícita o latente- la pulsión de la ejecución.

Probablemente, sea en la escultura donde se ve con mayor claridad que la forma es el resultado final de la unión de la idea y la materia. Joan Bennàssar no lucha con la materia si no que mantiene un intenso pulso para conseguir lo que tiene que ser el resultado de toda obra de arte: la materialización de la idea, es decir la creación, creación entendida enfáticamente como un acto sublime.

Investiga en la conciencia histórica e indaga en la materia y en la técnica para desplegar una alquimia propia. Un sabio ejercicio de reflexiones en el que sus personajes -en su mayoría femeninos- simbolizan heroínas, diosas, sirenas, ninfas, vestales... o tal vez, simples mortales que despojadas de cualquier arbitrariedad -solo arropadas de su propia mismidad- proyectan su mirada hacia el infinito en busca de la complacencia o el amparo de una fuerza superior que coadyuve a sobrellevar el peso terrenal.

El nuevo proyecto, que ahora presenta Joan Bennàssar, ancla sus raíces en su axiomática condición mediterránea.

Los lienzos de gran formato que componen la exhibición, Mis puertos, como indica el título que ampara el contingente pictórico, son los puntos de amarre sobre los que erige su dogma identitario.

Por su parte, el conjunto escultórico Puertos de alga marina, creado expresamente e implantado frente al mar, son personajes alegóricos de nuestra propia historia que tiene la facultad de «hablarle al mar o, incluso, de escucharlo como se escucha a un amigo que te narra confidencias»; y, mientras, el mar les besa, lame sus heridas del alma, acaricia y cubre sus voluptuosos cuerpos con una invisible clámide de salitre, ellos otean el horizonte con la esperanza de divisar la mítica Ítaca, para secretamente contarle a su creador cómo hacer para llegar, aunque, como dice Cavafis, le recomienden:

Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguardar a que Ítaca te enriquezca...

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