«Qué bonito estás Carlitines. Qué guapo y dulce para mi amor. Has entrado en mi cuarto; es de noche, como cuando cenaste aquí y nos vinimos a esta habitación, y yo me acosté y tú sentado en el borde de la cama reclinaste tu cabeza de niño sobre mi pecho. ¿Te acuerdas? ¡Cómo nos mirábamos! Yo creo que fue el día más feliz de mi vida, aunque el día de nuestro desposorio fue aún más por ser el más sagrado. ¡Qué verdadera mística es el amor! Te acuerdas de aquellas horas, en el cuarto, mirándonos, besándote, sonriéndonos, fundiéndonos?»
Son palabras del poeta Vicente Aleixandre (1898 - 1984) enviadas por carta, en 1948, a otro poeta una veintena de años más joven, el asturiano de nacimiento Carlos Bousoño (1923 - 2015), extraídas de un libro que se presentó este miércoles en el Ateneo de Madrid. 'La memoria de un hombre está en sus besos. Biografía de Vicente Aleixandre', que firma Emilio Calderón, cuenta aspectos inéditos de la vida del gran poeta de la Generación del 27 que obtuvo el Premio Nobel en 1977.
Aleixandre y Bousoño se encontraron en Mallorca, adonde el primero viajó invitado por Camilo José Cela al final de los años cincuenta para participar en las Conversaciones Literarias de Fomentor, y donde el segundo veraneaba desde el inicio de los años 40 del pasado siglo. El libro, publicado por Stella Maris, obtuvo un premio que concede dicha editorial.
Emilio Calderón cuenta que ha escrito esta biografía «documentada» en numerosos archivos «porque no existía una completa sobre el ciclo vital» del que denomina un «poeta singular de la Generación del 27, primero por su concepción panteísta del universo, que con su evolución se va humanizando, y por otro lado porque fue el aglutinante del grupo, lo cohesiona».