«Gracias, J. J. Abrams», declara Carlos Fernández, a la salida de uno de los primeros pases en Palma de la cinta de este cineasta, la esperada Star Wars: El despertar de la fuerza. Como él, muchos asistieron a los preestrenos que ofrecieron las salas de Ocimax y Festival Park la madrugada del pasado jueves. Los que fueron capaces de esperar al día oficial del estreno, este viernes, tuvieron que hacer cola hasta lograr sentarse para ver la que es la película más esperada del año.
Hace casi 40 años, en una galaxia muy, muy lejana, ocurrieron una serie de eventos que condicionarían la vida de millones de amantes de la ciencia ficción. Los últimos meses, las expectativas ante una nueva película de esta saga galáctica eran desorbitadas. «El balance es muy positivo, mantiene la esencia de la antigua trilogía», añade Fernández.
Con menos de dos días de vida en las salas, El despertar de la fuerza ya ha batido récords, convirtiéndose en la película más taquillera de la noche de preestreno del jueves, con un total de 72,7 millones de dólares recaudados en todo el mundo. Un triunfo comercial, cinematográfico y, sobre todo, de la nostalgia.