«Ha habido un despertar. ¿Lo has sentido?». Son las primeras palabras de uno de los trailers de Star Wars: El despertar de la fuerza, probablemente la película más esperada del año. Ni Sinsajos, ni apellidos catalanes, ni habitaciones con juegos eróticos. Ninguno tiene nada que hacer contra las espadas láser, los caballeros jedis y los soldados imperiales. La séptima entrega de esta franquicia es, ahora mismo, la película más esperada de la galaxia.
La fuerza se respira últimamente más que nunca, a menos de veinte días para el estreno de la El despertar de la fuerza -el 18 de diciembre-, dirigida por J. J. Abrams. Una nueva incursión en el mundo de Star Wars parecía imposible después del fracaso de la segunda trilogía, de la que todos los seguidores más acérrimos reniegan.
La historia de esta nueva trilogía está ambientada treinta años después de la original, una vez finalizados los eventos de El retorno del Jedi. A pesar de contar con rostros conocidos como los de Harrison Ford o Carrie Fisher, los protagonistas de El despertar de la fuerza serán Finn (John Boyega) y Rey (Daisy Ridley). Él, un soldado imperial renegado, y ella, una superviviente solitaria, tendrán que unir fuerzas para enfrentarse a un nuevo villano, Kylo Ren, al servicio del Primer Orden, el gobierno que pretende imitar los pasos del Imperio.
«Hay historias sobre lo que pasó», inquiere Rey a Han Solo en uno de los fragmentos promocionales. «Todas ciertas», responde éste. Conociéndolas, la expectación es máxima para descubrir qué ocurrirá a continuación en esa galaxia tan lejana.