«Siempre hemos sido muy modestos, hasta hace poco no habíamos reparado en que nuestras canciones han dejado huella en mucha gente», reconoce Juan Alberto Martínez, cantante y guitarrista de Niños Mutantes.
La humildad es un rasgo inherente de esta formación granadina que se ha ganado un nombre ilustre en la escena indie nacional. Mañana viernes aterrizarán en Es Gremi de Palma (22.00) con un directo que conjuga calidad y diversión, el marco ideal para su último trabajo, El futuro, once pistas que rebosan inspiración y frescura a partes iguales.
Los actuales Niños Mutantes poco tienen que ver con los de sus primeros discos, las influencias del rock alternativo americano de los 80 y el protagonismo de las guitarras han dejado paso a un mayor interés por el cuerpo rítmico de las canciones, y el sonido de sintetizadores y teclados.
«Hacen falta cambios para estimularte», opina Martínez, que reconoce que su nueva orientación fue «fruto de la espontaneidad, estábamos en las sesiones de grabación y nos dio por recuperar ese sonido ochentero que tanto repudiábamos las bandas en los noventa».
Estos cambios doblan la apuesta y sugieren la búsqueda de un público más amplio, «el futuro que nos planteamos es el que más cosas nos pueda deparar». Sus letras también han sufrido un vuelta de tuerca, «tras un período oscuro deseábamos mirar hacia adelante buscando luces, las letras de El futuro pretender ser un mensaje positivo no solo para la gente, sino también para nosotros mismos», confiesa.
Niños Mutantes son una banda que se crece sobre el escenario, «ver la cara de satisfacción de la gente es mágico, nos fascina comprobar el efecto que tienen nuestras creaciones, nos da una energía impresionante», añade. Su show es herencia directa de la escuela ‘granaina' del rock, un aula magna que como a tantas bandas de la tierra, les ha calado hondo. «Con 091 o Lagartija Nick no nos hacía falta buscar referentes en el extranjero, lo teníamos en casa», concluye.