En Sudán, durante un proyecto previo, retrató a grupos inmensos de personas. Había campos de refugiados con 10.000 individuos que buscaban una tienda donde alojarse. «Cuando veía las fotografías, estas personas parecían insectos. Se apreciaba la escala, pero no el impacto», explica Brian Sokol, quien buscaba la forma de personalizar la historia de lo que sucedía. Lo hizo capturando a los testimonios con sus objetos más preciados. Así es como gestó The most important thing. Retratos de una huida, que se exhibe desde este miércoles en Caixafòrum Palma.
«Es una exploración de lo que las diferentes personas valoran en tiempos de crisis», matiza. El fotoperiodista norteamericano retrató a 24 refugiados, procedentes de países de África y Oriente Medio.
Los relatos son espeluznantes. Jean, pescador de 36 años, huyó de su casa después de que los combatientes de Séléka irrumpieran en ella, de noche, y degollaran a su madre. Escondido bajo la cama, las gotas de sangre de su progenitora caían sobre su cuerpo. Se quedó petrificado. Al día siguiente, encontró a su mujer y a sus dos hijos en el monte y cruzaron el río en su piragua, con su red de pesca. Algunos de los protagonistas de la exposición, añade, conducían Mercedes y vivían en casas lujosas en Damasco pocas semanas antes de que se hicieran las fotografías.