Pegada al monasterio de Santa Elisabet de las monjas jerónimas de Palma, del que forma parte, la iglesia de Sant Jeroni sufre el mismo proceso de degradación que éste Bien de Interés Cultural (BIC) ahora vacío por el traslado de las religiosas a Inca. El templo, cerrado, alberga retablos de gran valor histórico, así como la famosa pintura sobre tabla del santo que le da nombre, obra de Pere Terrencs, que formaba parte del primitivo retablo gótico del siglo XV. En la actualidad, desconchones y humedades se dejan ver por paredes y bóvedas, y ya han atacado las pinturas murales y capillas.
«Arquitectónicamente la iglesia no es particularmente vistosa, pero contiene piezas muy buenas, como el retablo mayor barroco, del siglo XVII, con una virgen gótica obra de Moguer, que fue sufragado por dos monjas de la nobleza, de la familia Sureda, que vivieron en el convento en unas celdas privadas con servidumbre y todo». Lo señala Jaume Llabrés, coautor, junto a la historiadora del arte Aina Pascual, del libro Conventos y monasterios de Mallorca. Historia, arte y cultura (Editorial Olañeta).