Rebecca Horn ha diseñado en sa Llonja el escenario idóneo para que el espectador logre dialogar consigo mismo. Diecesiéis esculturas y una monumental pieza central conforman la instalación Glowing Core, en la que he empezó a trabajar hace dos años. Este viernes, a las 20.00, inaugura esta muestra creada específicamente para el edificio de Sagrera que se presenta como una invitación «a la meditación» y que rinde homenaje a Ramon Llull y a Mallorca, con la que tiene relación desde hace veinte años.
Horn propone acercarse primero a sus esculturas, repletas de diálogos y contrastes: Tierra, agua; vida, muerte... «Hay que hacerlo lentamente, mirarse en los espejos, escuchar la música y contemplar lo que estamos viendo», explica.
Es el paso previo antes de asomarse «a los nueve niveles del infierno» construidos en una gran pieza «técnica y electrónica» que, a través de un embudo, permite al espectador acariciar el cielo azul celeste que ha conseguido encajar en el interior del edificio. El conjunto se mece con la música de Hayden Chisholm, colaborador de la artista, que actuará durante la inauguración.