Sebastião Salgado, uno de los grandes fotógrafos vivos, viajó de 2004 a 2012 por muchos de los lugares de la Tierra libres de la acción del hombre para captar la belleza del mundo inalterado en una colección de imágenes que se exhibirá hasta mayo en el CaixaFórum de Palma bajo el título de «Génesis».
Cien fotografías en blanco y negro, tomadas en el transcurso de 32 expediciones a espacios prístinos de las Islas Galápagos, la Antártida, África, Siberia, la Amazonia y Papúa, entre otros, conforman una exposición que constituye «una carta de amor que Salgado dedica a la Tierra», según ha explicado el representante en España del fotógrafo brasileño, Miguel González.
«Es un aviso para que seamos conscientes de que tenemos que preservarla de nosotros mismos», ha incidido González en la presentación de la muestra, que se abrirá mañana y podrá visitarse hasta el 24 de mayo.
Con «Génesis», el último gran proyecto de un artista que ha cumplido 71 años, Salgado quiso acercarse al «estado original de la Tierra», y para ello ha buscado desde grandiosos paisajes deshabitados como los del norte de Alaska y el desierto Libio a muestras desbordantes de naturaleza y vida animal en las remotas islas Galápagos y Sandwich.
Pero también hay humanidad en las imágenes: el fotógrafo retrata a miembros de tribus africanas, papúes, amazónicas y siberianas para resaltar su comunión con la naturaleza, paradisiaca u hostil, en la que se integran sin modificarla.
González, que ofrecerá una conferencia mañana en la inauguración de la muestra, ha narrado que el proyecto surgió por iniciativa de la esposa de Salgado, Lélia Wanick, que le animó a recoger la belleza del mundo a raíz del empeño de ambos en reforestar una finca familiar heredada por el fotógrafo en Brasil.
Salgado estaba abatido tras completar «Éxodos», una serie sobre desplazamientos forzados por las guerras, el hambre y la necesidad que le había hecho perder «la esperanza en el ser humano». «Cayó en la depresión», ha apuntado su amigo, que ha relatado que durante aquel trabajo «en algunos momentos tenía que dejar la cámara en el suelo porque estaba llorando».
«'Génesis' fue una terapia» que le permitió acceder a lugares y a gentes que le devolvieron «la fe en sí mismo y en la humanidad», vivir «experiencias únicas» de las que ha salido «pletórico» y «renacido», ha descrito González.
Con 60 años, Salgado comenzó el proyecto solo, con su cámara de película de blanco y negro de medio formato, pero con el transcurso del tiempo creó un equipo de trabajo y buscó el apoyo de organismos internacionales para acceder a los sitios más recónditos. Además, cambió la tecnología analógica por la digital, que hoy defiende «porque le permite jugar más con la gama de grises», ha contado su amigo, que ha asegurado que el artista controla muy de cerca el proceso de positivado final de cada fotografía.
La muestra, dividida en cinco espacios geográficos (Los confines del sur, Las tierras al norte, Santuarios, África y Las Amazonia y el pantanal), se completa con un ciclo de conferencias y uno de cine que incluirá dos proyecciones de la película que rodó Win Wenders sobre Salgado, «La sal de la Tierra».