Mallorca es el escenario del desenlace de Blitz (Anagrama), cuarta novela de David Trueba (Madrid, 1969), que cuenta la relación de un joven arquitecto español con una mujer alemana treinta años mayor. «Sólo podía acabar en Mallorca, puente de España y Alemania», expresó el cineasta, quien aseguró que «me gusta la metáfora de las calas, que tienen forma de un brazo que te acoge, ya que más que una historia de amor es la de un refugio y una orfandad».
El libro consta de varias ilustraciones y de la fotografía de una postal de Cala Llamp, que enlaza con el paisaje mítico del escritor Baltasar Porcel, a quien Trueba se refirió. El autor argumentó que «no hay nada más agitado que el mar pero tiene elementos de reposo».
Blitz, relámpago en alemán, es una alusión a algunos momentos en la vida. «Es un destello, pero también la idea de que pase mucha luz en muy poco tiempo, como la sensación que a veces tenemos de nuestra propia vida», aclaró Trueba. «Me apetece generar polémica entre mis personajes, lo que me gusta es el desacuerdo, hay que ser amable en las formas y problemático en esencia», añadió.