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La improvisación con ‘trampa' no es fácil

Diego Ingold (izqda.) presenta a los alumnos de improvisación de los ‘Martes Alternos’. | Pere Bota

| Palma de Mallorca |

Una manera alternativa de disfrutar de un rutinario martes es, indiscutiblemente, dejarse caer en Trampa Teatre y participar en los Martes Alternos. Cada semana, desde hace dos años, la compañía de actores consigue llenar la sala de público dispuesto a ver un show totalmente improvisado. No quedan sillas libres. Nadie puede abandonar la sala hasta que finalice el espectáculo. Diego Ingold, Germán Conde, Pere Pau Sancho y Lorenzo Lima son los encargados de llevar la improvisación a otro nivel y hacer que el público acabe llorando de risa.

Los Martes Alternos consiste en una serie de competiciones humorísticas entre compañeros, donde son los propios alumnos de la compañía Trampa quienes se encargan de llevar la improvisación a la sala. Pero nada depende de ellos. Será el público quien, a través de sus propuestas, elegirán lugares y situaciones que los alumnos deberán defender sin tener nada preparado. Y será el propio público quien vote al mejor actor.

«El espectáculo no existiría sin las propuestas del público. Podríamos improvisar sin ellos, pero no sería igual. Lo bonito es que el público diga lo que quiere ver y nosotros lo transformemos en historia. La improvisación no es como hacer monólogos. Es mucho más humorístico porque puede haber equívocos y eso lleva al humor», comenta Lorenzo.

Un espectáculo irrepetible

Aseguran que no cuelgan carteles, sino que el público que acude lo consigue gracias al «boca a oreja», explica Diego. «La gente sabe que es un espectáculo único, que jamás se volverá a repetir. Lo hacemos especial e irrepetible para ellos. Contamos con un público muy fiel, de los 90 que vienen, 40 son nuevos y más de la mitad ya han venido», comenta.

La preparación de estos actores consiste en realizar antes del espectáculo una serie de ejercicios de calentamiento previo al show. «Se consigue activar el cerebro, mejorar la escucha y la imaginación. Es un ritual muy parecido al que se realiza en el teatro tradicional», explica Lorenzo. Sin embargo, aseguran que, aunque en la teoría es la mejor forma de prepararse, ellos prefieren charlar con el público, involucrarse con ellos, conocerles y formar parte de un mismo grupo que tiene ganas de pasárselo bien, desconectar y disfrutar del humor. «Nos gusta hacer el tonto con ellos. Germán se pone tras la barra para interactuar con el público y romper el hielo. Eso nos ayuda a prepararnos», concluye Diego.

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