Desde hace una semana, el nuevo equipo directivo del Conservatori Professional de Música i Dansa, liderado por Josep Romero, trabaja en la puesta en marcha del próximo curso académico. Romero, después de seis años como jefe de estudios, confía en el desarrollo y en la puesta en marcha de un nuevo modelo de gestión para el centro, más adaptado «a las nuevas tecnologías» y abierto a la sociedad.
Con Josep Cabrera, Raquel Gómez, Pep Alarcón y Armando Abraham, el nuevo director plantea retos que van desde «conseguir que un centro que dispone ya de pizarras electrónicas tenga conexión wi-fi» a acabar con los problemas estructurales que generan las filtraciones de agua o un mal funcionamiento del sistema de climatización».
Más de seiscientos alumnos estudiarán música en el Conservatori Profesional el próximo curso; 211, danza. «El número de alumnos que abandona en algún momento su formación es mayor si hablamos de la especialidad de danza. Sigue siendo muy complicado, sobre todo desde la LOGSE, la compatibilización de los estudios en un conservatorio con los estudios obligatorios. El nivel de exigencia es alto, requiere una carga lectiva importante y es una problemática que sólo tiene potestad para solucionar el Ministerio de Cultura», sentencia Romero.
Desde la experiencia en el centro, el nuevo director cree en la filosofía de un proyecto que «irá sumando medidas» y que contribuirán al correcto funcionamiento del Profesional. «Son pequeños cambios que facilitarán las cosas a los alumnos y a sus padres, como poder ver los resultados de los exámenes en la web y no obligarles a estar horas y horas aquí esperando las notas».
El proyecto de dirección que diseñó Romero advierte de diversos problemas, entre otros, «la necesidad de renovar ciertos instrumentos, como los pianos» o «la falta de difusión de las actividades que se hacen» para el público general.
«El pasado curso se hicieron casi 170 actividades, algunas abiertas al público, y creo que todo eso debe pontenciarse». El Professional mantendrá su presupuesto para el próximo curso y continuará su convivencia «sin grandes conflictos» con el Conservatori Superior. Hace unos años, por ello y para descongestionar el centro, se habilitaron unas aulas prefabricadas que ahora deberán arreglarse porque «algunos barracones se han movido un poco».