La Fira del Llibre de Palma vivió ayer su última jornada con la «satisfacción» de los libreros y una mayor afluencia de público que en 2013. Así lo señalaban desde el Gremi de Llibreters en un comunicado, entidad que iniciaba la feria el pasado viernes día 30 con una nueva junta directiva presidida por Antoni Sureda, socio de l a librería Literanta. Fue la de 2014 una feria a la que ayudó el buen tiempo, que ha consolidado como sede Via Roma y la Rambla y en la que los lectores no apostaron por un título de manera exclusiva a la hora de hacer sus compras, que se mantuvieron de manera constante.
Para 2015, desde la nueva junta directiva del Gremi se apuntó: «Queremos apostar decididamente por el futuro de las ferias, por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, con la creatividad, la innovación tecnológica y la microelectrónica como insignias de futuro».
En esta edición, que finalizó ayer con la presencia en el Jardí de La Misericòria de la novelista catalana Care Santos, ganadora del último Premi Ramon Llull con su novela Desig de xocolata, la organización hizo «un gran esfuerzo para conceder el máximo protagonismo a los libros y a los libreros, sin restar importancia, sino todo lo contrario, al lector». Lo aseguró Joan Rotger, vicepresidente insular de Cultura, quien destacó la «longevidad y la extraordinaria atracción que la feria ejerce entre los lectores y los ciudadanos». Con un aumento de un 25 por ciento más de actividades para todos los públicos, la feria recibió a un buen número de autores que presentaron sus novedades editoriales y firmaron libros, actos que se combinaron con los cuentacuentos para los pequeños lectores y la música. Porque según Rotger, en tiempos de crisis, la cultura «no es un gasto, sino una inversión».