Eva Choung-Fux reconoce que no puede desvincular o distanciar su arte de aquellas cuestiones que afectan hoy al ser humano, también a ella. «Una empatía» que ya se manifestaba en 2011 con Afrika , un tríptico con el que recordaba «a las miles de personas que mueren por el hambre». En África, pero «también en otros continentes». Todo ello ha llevado a la artista a preguntarse en multitud de ocasiones: Quo Vadis? Ahora es el título de la exposición que presenta hoy en la galería Matisos de la Colònia de Sant Jordi.
Sobre la muestra, que reúne 48 cuadros y varias pruebas de artista, Choung-Fux advierte: «No doy respuestas, no tengo recetas. Sí invito a que el espectador se pregunte a sí mismo sobre diferentes cuestiones». A través de las obras -cada una de ellas presenta diferentes ciclos-, ofrece posibles respuestas a una misma cuestión. Las piezas nacen fruto de un trabajo de reflexión profunda que ha continuado hasta la actualidad. En 2012, realizó Tengo hambre, Tengo sed, Tengo miedo . «Porque seguimos estando ciegos a la injusticia, la civilización es incapaz de ofrecer soluciones a las necesidades básicas de la humanidad», dice. La artista no señala a nadie en particular, pero sí reclama una reacción. La muestra continúa con Lost Prayers , en la que profundiza en la espiritualidad, hasta llegar a Quo Vadis , la más reciente.
La exposición, que podrá visitarse hasta el 2 de julio, deja entrever «un proceso de impresión muy personal. No es el clásico grabado» y de cómo de la aplicación de esa técnica surgen otros pequeños «regalos».
La muestra se cierra con una obra que acaba de concluir en su estudio dedicado a Blai Bonet, «el compañero de mi alma». Se titula Al Mutanabbi - Blai Bonet y viajará el próximo octubre a Abu Dabi.