Pascual de Cabo y Morante de la Puebla se conocieron hace ya muchos años. Concretamente, hace trece que el artista realizó el primer retrato al torero andaluz y, desde entonces, se ha ido forjando la amistad y consolidando «la admiración» del uno por el arte del otro. El diestro sevillano confió en el dibujo del pintor para el homenaje plástico a Andalucía que quería hacer en La Capilla, un negocio «y espacio de encuentro para sus amigos». El resultado es un mural de 24 metros de corte impresionista en el que trabajó durante dos años.
El mundo del toro ha estado presente en la vida de Pascual de Cabo desde la infancia, desde que compartía con su padre numerosos momentos con José María Manzanares. «Era inevitable» que ese gusto no aflorara de su mano. Ahí sus tauromaquias, tan presentes en su obra. No obstante, es en este mural donde, «desde la total libertad creativa», ha profundizado en «el arte del toreo» y también la cultura andaluza. «José Antonio quería hacer un homenaje a Andalucía a través de la decoración de este local y en él están representados también, además del mundo taurino, la Semana Santa, el baile, las dehesas, la Giralda, la Maestranza, el Guadalquivir,...». El 20 por ciento de esta gran obra está ejecutada a cinco metros de altura, sobre andamio. «Esa ha sido la principal dificultad», no tanto el contenido. «Morante me ha orientado y me ha ayudado mucho. Es un torero de arte. Le gusta la pintura, y pintar», comparte el artista, que desde hace unos años también reside en La Puebla del Río. De Cabo, que ahora expone en Mallorca una colección de paisajes, no ha dudado en incluir al propio torero en «un festival en el cielo», en el que no faltan guiños al protagonista, a «su virgen de los Dolores, a la iglesia de su pueblo,...» y a esa religiosidad que acompaña, reconoce, a los matadores. En su estudio sevillano, Pascual de Cabo sigue dibujando, profundizando en la tauromaquia y moviéndose, incluso desde la abstracción, por el coso.