Rumba canalla, reggae explosivo, rock de extrarradio, baladas urgentes y, en definitiva, canciones a todo trapo que celebran el hecho de vivir, justifican el cartel de ‘no hay entradas' que cuelga de sus shows, a este y el otro lado del charco. Y Palma no escapa a la ‘maldición', la banda de los hermanos Muñoz, Estopa, ha ‘agotado el papel' en su concierto del 2 de mayo en Trui Teatre, a las 22.00.
Suelen identificarles como una variante de rumba catalana cercana al pop, sin embargo, su música tiene unas raíces geográficamente dispersas. Estopa picotea de aquí y de allá para montarse un repertorio «a nuestra medida, siempre hemos dejado de lado el criterio de terceros. Cuando no lo hagamos será el principio del fin del grupo, es un error intentar gustar a todo el mundo», opina Jose Muñoz, cincuenta por ciento del dúo. Haciendo buena la etiqueta de ‘despreocupados' que parece perseguirles, asegura que el secreto del éxito «está en no tomarse muy en serio, hay que bajarse del pedestal y tener contacto con la vida, con la gente, no es bueno enjaularse en la burbuja de la fama». Una actitud «heredada de cuando trabajábamos en el bar de nuestros padres, currar detrás de una barra ayuda a socializarse», y a tocar con los pies en el suelo... pero hablemos de futuro, «difícil, nos gusta planificar a corto plazo, no miramos mucho más allá», confiesa. Vale, pero ¿para cuándo nuevo material?: «Vamos a estar muy liados con la gira hasta pasado el verano, y luego nos esperan tres meses en Latinoamérica, así que no será hasta principios de año que empecemos a pensar en otro disco, y muy mal tendría que ir para que no esté en la calle en 2015». Antes nos aguardan más de dos horas de un show con parada en sus temas más populares, «permitimos que el público se exprese, una buena parte del repertorio lo elegirán ellos».