La iglesia conventual de los Caputxins de Palma cuenta con una particularidad especial y «única». En el lienzo que preside su altar mayor aparecen tres figuras: la Inmaculada Concepción, San Francisco de Asís y, sorprendentemente, el beato Ramon Llull. Se trata de una estampa cuyo estado se había deteriorado con el paso de los años –su estructura estaba dañada y, entre otros elementos, entre el cuadro y la pared ‘habitaban' escombros y pedruscos considerables–. Es por ello que durante tres semanas, un equipo de restauradoras ha trabajado sobre esta obra de Juan Muntaner i Cladera (1791) para que luzca en todo su esplendor.
Elena Saiz Santamaría, Noemí Casellas García y Montserrat Dezcallar Sitjar son las tres restauradores que han trabajado sobre el lienzo. La obra ha sufrido una limpieza «química y mecánica, a punto de bisturí... Había mucha suciedad, escombros y muchas gotas de cera», detalla Montserrat Dezcallar Sijtar, quien añade: «En los sitios donde faltaba capa se ha realizado una reintegración a base de pigmentos puros al barniz y otras mezclas».
‘In situ'
La restauradora recuerda como «hace ya muchos años se tapió el acceso que comunicaba el altar mayor con la sacristía, y la obra se realizó con el cuadro in situ, por lo que cayeron restos de obra entre el lienzo y la pared... Hemos retirado todos estos escombros, hasta donde hemos podido acceder, para evitar bultos y deformaciones...».
La importancia de este lienzo es que «no existe otra representación de Ramon Llull en pintura que figure en el altar mayor de una iglesia [si lo está en multitud de esculturas y cuadros, pero no como imagen central de un altar mayor], es única y singular», explica la escritora y estudiosa Rosa Planas. Otro de los aspectos importantes es que la imagen de la Inmaculada aparece en un momento en el que todavía no era dogma, «lo fue a partir del siglo XIX y este cuadro es de un siglo anterior, de finales del XVIII, que recoge la tradición cristiana y capuchina», añade. También es singular porque Ramon Llull aparece vestido de caputxí.
La financiación de la restauración del lienzo corrió a cargo de los Caputxins de Palma y particulares, aunque desde el templo esperan algún tipo de ayuda institucional que colabore a la recuperación de un lienzo «irrepetible, único e histórico».