Josep Bros (Barcelona, 1965) se mueve por el Teatre Principal de Palma como pez en el agua. Es el escenario en el que debutó - Carmina Burana , 1987-, y a él le une un vínculo mucho más fuerte que el profesional. «Hay gente que me conoce desde que era joven y cada año vengo a Palma porque tengo grandes amigos». Desde el pasado lunes está perfilando su rol como Duque de Mantua de la ópera Rigoletto , de Verdi, que el teatro ha programado para abrir el 23 de febrero la XXVIII Temporada d'Òpera. «Mi duque con los años se ha soltado, es más libertino, más entregado y pasional», reconoce el cantante.
Bros adelanta que el espectáculo evita la propuesta « ligth , porque lo que sucede en el escenario es una gran tragedia y esto al público le tiene que llegar, pero sin buscar la provocación gratuita». «Las melodías inspiradas» de Verdi con «tesituras extremas» en algunos momentos para el tenor definen esta obra con la que se ha encontrado en otros momentos de su carrera desde 1992. «Siempre he dicho que podría estar todo un año con la misma obra, cada vez hay algo distinto. Esto es un laboratorio constante», cuenta después de casi treinta años pisando escenarios de todo el mundo. En este tiempo ha conseguido mantener una filosofía de trabajo que pasa por exigirse «serenidad, respeto, tranquilidad y cuidar mi instrumento, porque siempre pensé en una carrera larga». En el proceso, confiesa, ha tenido que hacer esperar algunos papeles, como Rodolfo de La Bohème . «También creo que en alguno me anticipé un poco, y luego lo tuve que dejar reposar y madurar, para ver cómo evolucionaba mi voz». «Ahora preparo Un ballo in maschera para 2017. Nunca he cogido un personaje pensando que sea mi caballo de batalla».
Crisis
Josep Bros pone un ponte de optimismo al « crack mundial», pero recuerda que la cultura en este país, «además de la subida del IVA, es víctima de otros momentos en los que se operaba con el lema «'La casa es grande y no repara en gastos', pero eso se ha acabado». El catalán expone que, «a pesar de lo penoso que es que hayan desaparecido temporadas de teatros nacionales, se actúa con honestidad. En Italia, hay teatros que no pueden asumirlas, las hacen y luego no pagan». «Tenemos que adaptarnos a la situación, seguir confiando y no tirar la toalla».