La profesora y periodista Margalida Capellà, (Montuïri, 1944) comenzó en Ultima Hora una serie de entrevistas a personas que vivieron directa o indirectamente la Guerra Civil. Gran parte de ellas las ha recopilado, junto a otras nuevas, en la tetralogía Memòria de la Guerra Civil a Mallorca (1936 -1939) (Lleonard Muntaner Editor), cuyo tercer volumen, Veus republicanes, se presentará mañana, a las 20.00, en el Teatre Mar i Terra de Palma (Sant Magí, 90).
—Los primeros volúmenes incluían solo entrevistas a mujeres, ¿es éste tercero igual?
—No, en este hay, principalmente, historias de hombres que se escondieron en las montañas, de los que participaron en la guerra y los testimonios de los niños que vivieron la represión. Hay historias diversas, desde la de Biel Riera, quien estuvo en 14 campos de concentración, a la de un niño que vivió el bombardeo de Artà y que, de camino al hospital en Palma, vio morir a su madre y, ya en Ciutat, a su hermano.
—Parece que son historias muy tristes...
—Sí, hay relatos de tragedia, mucha miseria, tristeza, soledad... pero, sobre todo, miedo, un temor tan fuerte que a muchos les ha durado toda la vida. Hay entrevista que tienen un carácter más lúdico, como la que le hice a Bernat Torrandell, en la que cuenta las tardes de conciertos que se hacían en su casa junto a su padre, o la de Matíes Mas Ripoll, cuya familia escondió al presidente de la Diputació, Jaume García. Pero la mayoría no son alegres, muchos no pudieron ni llorar a sus muertos.
—‘Memòria de la Guerra Civil a Mallorca (1936-1939)' tenía que ser una trilogía...
—Sí, pero todavía quedan más de cuarenta entrevistas por publicar, así que habrá un último y definitivo volumen y, en total, habrá más de 200 testimonios de personas que han vivido, de manera directa o indirecta, la Guerra Civil en Mallorca.
—En una entrevista a este rotativo dijo que los republicanos querían imponer igualdad social y libertad a través de la Cultura, ¿cree que es algo que se hace hoy en día?
—Los republicanos querían ser cívicos, sus gobernantes iban en esta dirección, querían ser cultos. No me imagino a un gobernante republicano diciendo las barbaridades que dice Carlos Fabra. Ellos pensaban que el motor de la sociedad debía de ser la educación, y los gobernantes no podían ser ignorantes, ya ni hablemos de corrupción.
—Pero hablando de corrupción, ¿qué opina de la declaración de la infanta Cristina?
—Con esposa tan sumisa, mal parado queda el feminismo. Soy muy escéptica, porque, pese a la justicia que quiere el juez José Castro, ésta no es igual para todos, sino que se lo digan a Maria Antònia Munar. La declaración de la Infanta no habrá servido de nada.
Para la presentación de mañana, «un homenaje a los republicanos», está previsto que asistan, además de la autora, algunas de las personas entrevistadas en el libro, «los auténticos protagonistas», porque «yo sólo he dado voz a personas que, durante mucho tiempo, han tenido que estar calladas».