Jaime G. Soriano vuelve a la palestra, si la semana pasada anunciaba la reunión de su antigua banda, Sexy Sadie, con motivo del concierto-celebración del vigésimo quinto aniversario del sello Subterfuge ; ahora le toca el turno a su segundo trabajo en solitario, que llevará por título Lo pueden todo . La Galería Can Marc de Inca, a las 21.00, y Vamp Café de Palma, a las 20.00, acogerán los próximos 15 y 16 de febrero, respectivamente, su puesta de largo.
Todo músico sabe que la trascendencia de su obra pasa por destilar una esencia reconocible, sonar de una forma diferente y, además, hacerlo bien. Si no consigue desarrollar un sello propio da igual el afán con el que trabaje y componga, su creación nunca superará la medianía. Jaime G. Soriano está en ello, ataviado de su alter ego Sr. Nadie deja atrás el sonido que marcó su debut ( Nu , 2009), cinco canciones reducidas al hueso, 'desnudas', «muy folkies, compuestas siguiendo la metodología de la guitarra y el lápiz», explica. Su último trabajo se aleja de esas coordenadas para adentrarse en un frondoso vergel polifónico, «he escuchado mucho a Twin Shadow, me gusta la mezcla de ochentas y noventas que practica». Que da pie al bandazo estilístico palpable en Lo pueden todo , un EP con cuatro canciones que «saldrá dentro de poco, aún no hay una fecha concreta».
La luz inunda las esquinas de su cuarto creativo, sus nuevas creaciones cobran color al tiempo que se despojan del contrapunto neblinoso que las impregnaba en el proyecto Nu . «Las canciones han partido de una base con batería, bajo y secuencias electrónicas, luego incorporé la guitarra. El resultado es muy distinto a mi primer trabajo en solitario, suena bastante original», asegura. Pero no es el único cambio, ya que lo que nació como un proyecto en solitario ha culminado en banda, «prefiero el formato grupo que el de solista». En su aventura le acompañan Toni Toledo a la batería, Jaime Torres a la guitarra y Sara Oliveira al bajo.
Con este nuevo trabajo, Lo pueden todo, Jaime G. Soriano hace tabla rasa, empieza de cero sin reproches al pasado, «tengo un buen recuerdo del primer disco, fue liberador porque me permitió superar el cambio de cantar en inglés a hacerlo en castellano»; un salto que asegura «me dio muchos dolores de cabeza». Si hasta ahora disponía de la coherencia, la capacidad y las formas, ahora también de un discurso definido con el que distanciarse de sus homólogos y volver a sorprendernos con canciones con vocación de himnos.