Aquellos que accedan a Palma entrando por el Passeig Marítim y dirijan la vista hacia la izquierda, en la explanada de Can Pere Antoni, podrán admirar la majestuosidad de una escultura que representa a una hermosa mujer. Esa mujer es Nuredduna y, al decir de muchos, ciertamente más bella que una diosa.
Cómo llegó a ese emplazamiento y el significado de todo lo que representa esta obra de la artista mallorquina Remigia Caubet en 1975 es lo que vamos a desvelar, pues curiosos son los avatares por los que pasó para que tardarán 17 años, en 1992, en colocarla en su emplazamiento.
Damià Ramis Caubet (Palma, 1951) es hijo de la escultora Remigia Caubet, quien dio forma en bronce a Nuredduna. Como su madre, es también escultor y algunas de sus obras están situadas en lugares estratégicos de Ciutat y algunos pueblos. Damià nos relata la historia de esta bella obra de su madre.
«En noviembre de 1971, el Ajuntament de Palma, cuyo alcalde era Rafael de la Rosa, decidió rendir homenaje al poeta Mossèn Miquel Costa i Llobera con motivo del cincuentenario de su fallecimiento. La corporación municipal encargó a mi madre la creación de un boceto escultórico como proyecto para un futuro monumento al poeta pollencí ».
-¿Ese proyecto ya era la actual escultura de Nuredduna?
-No. El que presentó era una gran pirámide sobre la que se situaba la figura de Costa i Llobera en actitud declamatoria. Pero incluyó otro boceto en el que se representaba la idealización de la imagen de Nuredduna que fue inmediatamente el elegido.
-¿Dónde lo realizó?
-Aunque disponía de un espacioso taller en el Valle de Sant Pere, en Esporles, decidió iniciar la obra en Roma gracias a una subvención de la Fundación Juan March y del Ministerio de Asuntos Exteriores de España. Comenzó el trabajo con un estudio de la cabeza, para lo que contó como modelo con la actriz italiana Palma Valoni.
-Y no le gustó...
-Terminó la escultura, de algo más de un metro, pero no le convenció, por lo que regresó a Mallorca, donde empezó desde cero. Un día fue a visitarla mi hermana Guillermina, que entonces tenía 18 años y era una guapa chica. Mi madre le pidió que posara para ella y de ahí surgió la auténtica Nuredduna.
-¿Dónde fue fabricada?
-En la Fundición Codina de Madrid, en 1976, desde donde fue transportada a Barcelona para embarcarla con destino a Palma. Cuando ocurría todo esto el alcalde de Palma era Paulino Buchens.
-¿Qué le pagaron a su madre por el trabajo?
-Lo estipulado, un millón cien mil pesetas (unos seis mil seiscientos euros).
-¿Dónde pensaban ubicar la escultura?
-En principio se pensó en una rotonda en la calle 31 de Diciembre, pero cuando se lo propusieron a mi madre ella respondió: «Yo he hecho un símbolo de Mallorca y no un guardia urbano». Y es que en la postura en que está la escultura podía interpretarse que está dirigiendo el tráfico. Finalmente, y con el consenso general -siendo alcalde Joan Fageda-, se aprueba su colocación en el lugar en el que ahora está.
-Su madre no disfrutó mucho tiempo de su contemplación...
-Efectivamente. Falleció dos años después de la inauguración y en 2011 murió mi hermana, la modelo que inspiró la escultura.