A finales de los noventa, Antoni Figuera (Palma, 1947) tuvo una gran decepción, algo estaba pasando en el cine que no le emocionaba, quizá el abuso «de los efectos especiales», «de una digitalización que restaba verosimilitud» a las historias. De ese desencuentro, sólo temporal, escribió por ejemplo en la ya desaparecida revista Temps Moderns. Una selección de aquellos artículos, firmados entre 1995 hasta el cierre de la publicación, han sido recogidos en Cinemateca .
El libro se presentará el 2 de diciembre, a las 19.00, en la Escola de Mitjans Didàctics del STEI (calle Mariano Canals, de Palma). Figuera describe esta obra como un homenaje al cine, «a la dirección más artesanal, a la capacidad narrativa del cine de serie B», y al escritor Georges Perec.
Una parte de aquellos textos fueron publicados en 2005 en Ombres xineses . La nueva publicación recoge una nueva selección y, a descatar, una primera parte más personal en la que el autor deja 480 « flashes » cinematográficos, en homenaje al escritor Georges Perec y sus 480 reflexiones en Je me souviens. «En mi caso todo está referido al cine», comenta. Durante tres años, Figuera ha ido confeccionado estos aforismos, tirando de la memoria para plasmar «fragmentos de diálogos, de escenas de películas,...», como «el impacto que Casablanca tuvo en mi generación».
Antoni Figuera sigue siendo un apasionado del cine, gracias a películas como La mejor oferta , de Tornatore, o La vida de Adèle , de Kechiche; y a directores de la talla de Woody Allen o Clint Eastwood. «Allen refleja bien el espíritu de la modernidad y, en unos años, para saber cómo era y vivió el hombre de la segunda mitad del XX habrá que ver sus películas», sostiene, y reconoce, no obstante, que el mejor cine hoy «es el europeo, pero en España no llega porque las distribuidoras creen que no es comercial». En este sentido, cita al ya fallecido Rohmer. Figuera echa en falta «el cine clásico hecho por directores que sabían colocar la cámara a la altura de la mirada del hombre».